miércoles, 16 de octubre de 2024

¡¡INCREIBLE!! Construyeron una suca dentro de una cárcel

Esta es LA  INCREÍBLE  HISTORIA que no sabías acerca de la Suca que se  construyó en México dentro de una cárcel de la Inquisición en 1603.

Por:  Elíad Suli (*)
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 En 1587, Sebastián Rodríguez se había embarcado hacia la Nueva España, y cuatro años más tarde, se casó en la Ciudad de México con su prima Constanza Rodríguez.

Previo a la boda, sus cuñados Domingo Rodríguez, y Manuel de Lucena, llevaron a Sebastián al campo y allí le enseñaron muchas de las Halajot (leyes judías) de la Tora respecto al matrimonio y a la vida judía, aunque él ya tenía algunas nociones de estas.

Pero sus principales maestros de Tora fueron Luis de Carvajal “El Mozo” y Sebastián de la Peña.

Luis de Carvajal siempre llevaba oculto entre el forro y el fieltro de su sombrero, varios escritos con pasajes y leyes de la Tora, y de esa manera podía enseñarles a sus alumnos.

Sin embargo, por una acusación en su contra en el año 1596, cuando Sebastián apenas había cumplido veintitrés años, fue detenido en la ciudad de México junto con su esposa Constanza, y llevados a las cárceles de la inquisición. 

Entonces fue presentado ante los inquisidores para que declarase la verdad, procediendo con el instrumento de tortura llamado “el potro”.

Después de “la quinta vuelta del cordel”, Sebastián confesó que era un judío secreto y que “se arrepentía de no haberlo dicho antes”.

Su castigo fue la cadena perpetua y la confiscación de todos sus bienes. 

Para el año 1603, Sebastián, junto a su esposa, ya llevaban siete años en la cárcel de la Inquisición en la Ciudad de México.

Se acercaba la fiesta de Sucot (cabañas), y Sebastián no quería dejar de cumplir con la Mitzvá (mandamiento) de la Tora de celebrar la fiesta de Sucot. Por lo tanto, buscó por todos los medios la manera de poder construir una Suca incluso en el patio de la cárcel y frente a las narices de los inquisidores de aquel entonces, Alonso de Peralta y Gutierre Bernardo de Quirós.

La ocasión se prestó cuando a principios del mes de septiembre le otorgaron una condecoración al capitán Esteban Lemos, quien trabajaba como notario de secuestros de la Inquisición.

Aprovechando este reconocimiento que le habían otorgado a Lemos, Sebastián “decidió honrarlo, y dedicarle una fiesta en su honor”. Para eso, solicito un permiso de los inquisidores, quienes aprobaron la fecha del 21 de septiembre, así como la lista de invitados propuesta por el reo Sebastián.

Sin embargo, la verdadera intención de esa fiesta no era otra que poder hacer una Suca, y de esa manera cumplir con el precepto de comer dentro de ella. Para este evento, Sebastián solicito que le trajeran una gran cantidad de ramas y que, para tal fin, los mismos inquisidores enviaron a cuatro indios a traerlas a la cárcel, para “la supuesta fiesta”.

Inmediatamente se comenzó con la preparación y decoración del patio de la cárcel y se procedió a colocar las ramas por encima de las cuatro paredes del patio, con lo que se pudo de esa manera festejar la fiesta de Sucot, y cumplir con el precepto de comer dentro de la Suca.

Pero lo más insólito fue que, tuvo como invitados a los mismos inquisidores, sin que estos se dieran cuenta que delante de ellos se estaba festejando una fiesta judía.

Según figura en los archivos de la inquisición, para aquella “especial ocasión” se había preparado una comida que incluía pollo como plato principal, y que incluso a las gallinas que habían preparado afuera de la cárcel, les fueron hechas su Shelija (faena ritual) y hasta los propios inquisidores, ignorando la verdadera intención del evento, esta vez habían comido Kosher dentro de la Suca. De esa manera, Sebastián Rodríguez, junto a su esposa Constanza, y varios judíos secretos que estaban presos en la cárcel de la inquisición, pudieron festejar la fiesta de Sucot, con cantos y mucho regocijo.                                                                

¿Y qué fue lo que sucedió luego con ellos?

Tres años más tarde, el 2 de diciembre de 1605, mediante una amnistía Papal emitida desde Roma, que ordenaba liberar a los presos de la inquisición por judaizantes, Sebastián y Constanza Rodríguez fueron puestos en libertad y ya no hubo más rastros de ellos. 
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(*) Este increíble suceso, se encuentra registrado en el archivo general de la nación de México, titulado como “Proceso contra Sebastián y Constanza Rodríguez por Judaizantes, México 1595-1596, inquisición, Volumen 154, expediente 2”.

Eli Suli.

 se había embarcado hacia la Nueva España, y cuatro años más tarde, se casó en la Ciudad de México con su prima Constanza Rodríguez.

Previo a la boda, sus cuñados Domingo Rodríguez, y Manuel de Lucena, llevaron a Sebastián al campo y allí le enseñaron muchas de las Halajot (leyes judías) de la Tora respecto al matrimonio y a la vida judía, aunque él ya tenía algunas nociones de estas.

Pero sus principales maestros de Tora fueron Luis de Carvajal “El Mozo” y Sebastián de la Peña.

Luis de Carvajal siempre llevaba oculto entre el forro y el fieltro de su sombrero, varios escritos con pasajes y leyes de la Tora, y de esa manera podía enseñarles a sus alumnos.

Sin embargo, por una acusación en su contra en el año 1596, cuando Sebastián apenas había cumplido veintitrés años, fue detenido en la ciudad de México junto con su esposa Constanza, y llevados a las cárceles de la inquisición. 

Entonces fue presentado ante los inquisidores para que declarase la verdad, procediendo con el instrumento de tortura llamado “el potro”.

Después de “la quinta vuelta del cordel”, Sebastián confesó que era un judío secreto y que “se arrepentía de no haberlo dicho antes”.

Su castigo fue la cadena perpetua y la confiscación de todos sus bienes. 

Para el año 1603, Sebastián, junto a su esposa, ya llevaban siete años en la cárcel de la Inquisición en la Ciudad de México.

Se acercaba la fiesta de Sucot (cabañas), y Sebastián no quería dejar de cumplir con la Mitzvá (mandamiento) de la Tora de celebrar la fiesta de Sucot. Por lo tanto, buscó por todos los medios la manera de poder construir una Suca incluso en el patio de la cárcel y frente a las narices de los inquisidores de aquel entonces, Alonso de Peralta y Gutierre Bernardo de Quirós.

La ocasión se prestó cuando a principios del mes de septiembre le otorgaron una condecoración al capitán Esteban Lemos, quien trabajaba como notario de secuestros de la Inquisición.

Aprovechando este reconocimiento que le habían otorgado a Lemos, Sebastián “decidió honrarlo, y dedicarle una fiesta en su honor”. Para eso, solicito un permiso de los inquisidores, quienes aprobaron la fecha del 21 de septiembre, así como la lista de invitados propuesta por el reo Sebastián.
Sin embargo, la verdadera intención de esa fiesta no era otra que poder hacer una Suca, y de esa manera cumplir con el precepto de comer dentro de ella. Para este evento, Sebastián solicito que le trajeran una gran cantidad de ramas y que, para tal fin, los mismos inquisidores enviaron a cuatro indios a traerlas a la cárcel, para “la supuesta fiesta”.

Inmediatamente se comenzó con la preparación y decoración del patio de la cárcel y se procedió a colocar las ramas por encima de las cuatro paredes del patio, con lo que se pudo de esa manera festejar la fiesta de Sucot, y cumplir con el precepto de comer dentro de la Suca.

Pero lo más insólito fue que, tuvo como invitados a los mismos inquisidores, sin que estos se dieran cuenta que delante de ellos se estaba festejando una fiesta judía.

Según figura en los archivos de la inquisición, para aquella “especial ocasión” se había preparado una comida que incluía pollo como plato principal, y que incluso a las gallinas que habían preparado afuera de la cárcel, les fueron hechas su Shelija (faena ritual) y hasta los propios inquisidores, ignorando la verdadera intención del evento, esta vez habían comido Kosher dentro de la Suca. De esa manera, Sebastián Rodríguez, junto a su esposa Constanza, y varios judíos secretos que estaban presos en la cárcel de la inquisición, pudieron festejar la fiesta de Sucot, con cantos y mucho regocijo.                                                               
¿Y qué fue lo que sucedió luego con ellos?

Tres años más tarde, el 2 de diciembre de 1605, mediante una amnistía Papal emitida desde Roma, que ordenaba liberar a los presos de la inquisición por judaizantes, Sebastián y Constanza Rodríguez fueron puestos en libertad y ya no hubo más rastros de ellos. 
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(*) Este increíble suceso, se encuentra registrado en el archivo general de la nación de México, titulado como “Proceso contra Sebastián y Constanza Rodríguez por Judaizantes, México 1595-1596, inquisición, Volumen 154, expediente número 2”.


miércoles, 9 de octubre de 2024

Sobre la lamentable visita del rey de España a Jordania

* El rey Felipe VI decidió conmemorar la peor masacre de judíos desde el Holocausto, que se produjo el 7 de octubre del año pasado en Israel, visitando… el país vecino Jordania.
* Jordania está clasificada, según Freedom House como un país “no libre”, y su monarquía como un “régimen autoritario”.
* En su visita, Felipe VI, frente al rey jordano Abdalá II, declaró que «una vez más, aquéllos que eligen la guerra por encima de la paz cambian el destino de millones de civiles inocentes, terminando vidas mientras modifican fronteras y desplazan población. Es inaceptable».
* Efectivamente, en referencia a elegir la guerra, modificar fronteras y desplazar población, hubiera resultado altamente apropiado recordarle de primera mano al hijo del rey Hussein que Jordania atacó Israel sin motivo, ilegalmente y con afán genocida, en las guerras de 1948 y 1967, asesinando y desplazando a miles de judíos. Que en ese periodo, Jordania ocupó la margen Occidental del Jordán y Jerusalén, destruyendo cientos de lugares sagrados judíos, pero no declaró allí ningún “estado palestino”. Hubiera sido sin duda valiente que el rey Felipe hubiese hecho referencia ante su hijo que, a órdenes de Hussein, en el Septiembre Negro de 1970, el ejército jordano mató a 3.500 palestinos y expulsó de su territorio a la OLP, ante el peligro que constituían para la supervivencia de su trono.
* Lamentablemente, y en vista a la cercanía familiar con la que se expresó ante el autoritario rey jordano, parece que las referencias de Felipe VI deben leerse como una mal velada crítica a su democrático vecino, el Estado judío de Israel.
* Resulta profundamente decepcionante que el rey de España adopte así el sesgado y ramplón relato sanchista de la realidad internacional, de la lucha del mundo libre contra el yihadismo salvaje y expansionista.
* ACOM ya ha explicado que el apoyo de Felipe VI a la “solución de dos estados” que promueve 
@sanchezcastejon
 (un estado palestino que no existe, sin fronteras, gobierno, ni viabilidad, que sería un estado fallido en el minuto uno, como premio al peor ataque terrorista de la historia) no es más que expresión de un simplismo adolescente. Adicionalmente, la visita del rey durante su viaje a instalaciones de UNRWA  
* UNRWA es, la agencia de falsos refugiados que ha actuado de tentáculo del terrorismo de Hamás (cientos de sus empleados cooperan con el grupo terrorista, hasta el extremo de haber participado activamente en las masacres del 7 de octubre) es otro gesto más que problemático, pues no sería difícil interpretarlo como un blanqueamiento inaceptable de los facilitadores y cooperadores necesarios que necesitan todos los grupos terroristas.
* La labor de defenderse del terrorismo más brutal y deshumanizado es un derecho inalienable de toda democracia. Cualquier postura que criminalice a los que actúan en legítima defensa y menoscabe su lucha ante la amenaza existencial y las intenciones genocidas del terrorismo yihadista sólo puede servir a los intereses de los estados que mueven sus hilos, particularmente, Catar e Irán.
* La situación es especialmente triste para la comunidad judía en España, que siempre ha mostrado su lealtad a nuestra democracia constitucional y a las instituciones del Estado, y que ve con preocupación cómo la imagen de la Corona se ve comprometida por las acciones y palabras del propio rey. Esta cercanía con aquéllos que sostienen ideologías que fomentan el extremismo y ponen a los judíos españoles en la diana coloca a la monarquía en una posición extraordinariamente comprometida y paradójicamente cercana a todos aquéllos que quieren acabar con la propia Corona.
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Desde ACOM hacemos un nuevo llamado a una reflexión profunda en la Casa Real sobre acontecimientos y decisiones que afectan la imagen de la Corona, el papel de España en el mundo y el bienestar de los judíos en nuestro país.