jueves, 21 de septiembre de 2023

LA SEGURIDAD DE TENER VIDA ETERNA

Muchísimos amigos y contactos -todos ellos llenos de muy buena intención- no paran de escribirme por estas fechas para deseandome un feliz año nuevo hebreo y, además, "que esté inscrito en el libro de la vida". A lo que un servidor les contesta con toda humildad: Amigo/a, ya la tengo. ¿Que por qué lo sé y estoy tan seguro de que es así? Pues, muy sencillo: uno de los alumnos de Yeshúa que Lo vio, Lo tocó y Lo escuchó nos ha dejado escrito: "De tal manera amó Dios al mundo que ha dado a Su Hijo unigénito para que todo aquél que en Él crea no se pierda, más tenga VIDA ETERNA". "El que tiene el Hijo  [Yeshúa el Mesías], tiene LA VIDA, y el que no tiene el Hijo de Dios, no tiene LA VIDA" (Juan 3:16; 1ª de Juan 5:11y12). ¡Así de claro y de sencillo! 
Dime, ¿y qué tal tú? ¿Estás o no estás seguro de tenerla? Bueno pues, ¡ya me dirás! 
Y ya de paso, échale un vistazo a lo que escribió el profeta Abdías en los versículos 20 y 21).
Samuel del Coso Román
Abrazos desde TOLDOT (España o Sefarad.). 

jueves, 14 de septiembre de 2023

¿En qué quedamos, es Yom Teruah o Rosh Hashaná?


¿En qué quedamos, es Yom Teruah o Rosh Hashaná?

Como todos los años, mañana a la caída del sol (hora Israelí) será Rosh Hashana, osea, el primer día del año 5784. Pero, ¿que pasa con Yom Teruah? ¿No estamos hablando de lo mismo?

Aquí tienes a un amigo dándonos una explicación muy interesante y de ahí que te la mande. Estúdiala, y bueno, ¡ya me dirás! ¡Qué lo pases bien!

Abrazos de los de siempre desde Toldot en España o Sefarad (ver Abdías 20 y 21). Y ya sabes, pa'lante, ¡siempre pa'lante!

Samuel del Coso Román
(+34.659682031)
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En el primer día del Séptimo mes (Tishrei), la Torá nos manda observar el santo día de Yom Teruah, que significa “Día de los gritos” (Lev. 23:23-25; Números 29:1-6). 

Yom Teruah es un día de reposo en el que trabajar está prohibido.

Una de las cosas únicas de Yom Teruah, es que, la Torá no dice cuál es el propósito de este santo día. La Torá da al menos, una razón para todos los otros días santos, y dos razones para algunos.

 La fiesta de Matzot (Panes sin levadura) conmemora el éxodo de Egipto, pero también, es la celebración del comienzo de la cosecha de la cebada (Éxodo 23:15; Levítico 23:4–14). La fiesta de Shavuot (Semanas), es la celebración de la cosecha del trigo (Éxodo 23:16; 34:22). Yom Ha-Kippurim, es el día nacional de la expiación como se describe con gran detalle en Levítico 16. Por último, la fiesta de Sukkot (Cabañas), conmemora cuando los israelitas anduvieron en el desierto, y es también la celebración de la recolección de los productos agrícolas (Éxodo 23:16). A diferencia de todas las demás fiestas de la Torá, Yom Teruah no tiene otro propósito claro, además de que debemos descansar en ese día.

Sin embargo, el nombre de Yom Teruah proporciona una pista sobre su propósito. Teruah literalmente significa hacer un ruido muy fuerte. Esta palabra puede describir el ruido hecho por una trompeta, pero también describe el ruido que hace una gran reunión de personas gritando a una sola voz (Números 10:5–6). Por ejemplo,

” Acontecerá entonces, que cuando el cuerno del carnero suene fuertemente, cuando escuchen el sonido del shofar, toda la nación gritará un gran grito, y la pared de la ciudad caerá en su lugar, y el pueblo subirá como un sólo hombre contra él.”  Josué 6:5

En este versículo, la palabra “gritar” aparece dos veces, una como el verbo de Teruah, y la segunda vez, como el sustantivo de Teruah. Aunque este versículo menciona el sonido del shofar (cuerno de carnero), ambos casos de Teruah no se refieren al shofar. De hecho, en este versículo, Teruah se refiere a los gritos hechos por los israelitas, desencadenando la caída de los muros de Jericó.

Si bien la Torá no nos dice explícitamente el propósito de Yom Teruah, su nombre nos puede indicar que su propósito podría ser un día de oración pública. La forma verbal de Teruah a menudo se refiere al ruido hecho por la reunión de los fieles que gritan al Todopoderoso a una sola voz.

Por ejemplo:

“¡Aplaudan, todas las naciones, griten a Dios, con voz de canto!” (Salmos 47:2)

“¡Gritad a Dios, toda la tierra!” (Salmos 66:1)

“¡Canten a Dios, nuestra fortaleza, griten al Dios de Jacob!” (Salmos 81:1)

“¡Gritad a Yehovah, toda la tierra!” (Salmos 100:1)

En Levítico 23:24, Yom Teruah también es mencionado como Zichron Teruah. La palabra Zichron a veces es traducida como “memorial”, pero esta palabra hebrea también significa “mencionar”, a menudo en referencia a hablar el nombre de Yehovah. Por ejemplo, en Éxodo 3:15; Isaías 12:4; Isaías 26:13; Salmos 45:17 [Heb. 18]. El día de Zichron Teruah, el “Grito Mencionando”, puede referirse a un día de reunión en oración pública, en el que la multitud de fieles grita el nombre de Yehovah en unidad.

Hoy en día, pocas personas recuerdan el nombre bíblico de Yom Teruah, y en su lugar, es ampliamente reconocido como “Rosh Hashanah”, que literalmente significa “cabeza del año” y por lo tanto también significa “Año Nuevo”. 

La transformación de Yom Teruah (Día de los Gritos), en Rosh Hashanah (Año Nuevo), es el resultado de la influencia babilónica pagana sobre la nación judía. La primera etapa de dicha transformación fue, la adopción de los nombres de los meses babilónicos. En la Torá, los meses se enumeran como Primer Mes, Segundo Mes, Tercer Mes, etc (Levítico 23; Números 28). Durante su estancia en Babilonia, nuestros antepasados comenzaron a usar los nombres paganos de los meses babilónicos, un hecho claramente admitido en el Talmud:

“Los nombres de los meses se les ocurrieron en Babilonia.” (Jerusalén Talmud, Rosh Hashanah 1:2 56d)

La naturaleza pagana de los nombres de mes de Babilonia es personificada por el cuarto mes conocido como Tammuz. En la religión babilónica, Tammuz era el dios del grano cuya muerte y resurrección anual trajo fertilidad al mundo. En el libro de Ezequiel, el profeta describió un viaje a Jerusalén en el que vio a las mujeres judías sentadas en el templo “llorando por Tammuz” (Ezequiel 8:14). La razón por la que lloraban por Tammuz era porque, según la mitología babilónica, Tammuz había sido asesinado, pero aún no había resucitado. En la antigua Babilonia, el momento para llorar a Tammuz era a principios del verano, cuando las lluvias cesaban en todo el Medio Oriente y la vegetación verde se quemaba por el implacable sol. Hoy en día, el Cuarto Mes en el calendario rabínico se conoce como el mes de Tammuz, y todavía es un momento para llorar y estar de luto.

Algunos de los nombres de los meses babilónicos lograron tener su referencia en los libros más tardíos del Tanakh, pero siempre aparecen junto al nombre del mes de la Torá. Por ejemplo, Ester 3:7 dice:

“En el primer mes, que es el mes de Nissan, en el duodécimo año del rey Achashverosh.”

Este versículo comienza dando el nombre dado en la Torá para este mes (“Primer Mes”), y luego se le traduce en su equivalente pagano (“que es el mes de Nissan”). 

En la época de Ester, todos los judíos vivían dentro de los límites del Imperio persa, y los persas habían adoptado el calendario babilónico para la administración civil de su reino. Inicialmente, los judíos usaban los nombres de los meses babilónicos, junto con los nombres de los meses bajo la Torá, pero con el tiempo se dejaron de usar los nombres de los meses según la Torá.

A medida que el pueblo judío se asimiló más con los nombres de los meses en Babilonia, se volvieron mucho más susceptibles a otras influencias babilónicas. Un ejemplo similar es la forma en que los judíos estadounidenses observan Hanukkah, como si fuera una versión judía de la Navidad. Esta influencia comenzó con la costumbre aparentemente inofensiva de dar regalos en Hanukkah. Hasta que los judíos llegaron a América, esta costumbre era desconocida y sigue siendo bastante extraña en Israel, donde Hanukkah no necesita competir con la Navidad por los corazones y las mentes de los jóvenes judíos. Una vez que Hanukkah asumió este aspecto relativamente trivial de la Navidad, se volvió el blanco perfecto para adquirir más influencias significativas. Hoy en día, muchos judíos estadounidenses han establecido la costumbre de poner un “un arbusto de hanukkah” como una alternativa judía al árbol de Navidad. Estos judíos no quieren adoptar la Navidad abiertamente, por lo que “judaizaron” el árbol de Navidad y lo incorporaron a la fiesta de Hanukkah. Este ejemplo muestra lo fácil que es ser influenciado por las prácticas de una religión extranjera, especialmente cuando hay cierta similitud para empezar. El hecho de que Hanukkah a menudo cae alrededor de la misma época que la Navidad, normalizó la incorporación de elementos de Navidad en la observancia de Hanukkah para los judíos estadounidenses

Otra vez, así como los judíos en América han sido influenciados por la Navidad, los antiguos rabinos fueron influenciados por la religión pagana babilónica.

 Aunque muchos judíos regresaron a Judea cuando el exilio terminó oficialmente en 516 a. C., los antepasados de los rabinos permanecieron en Babilonia, donde el judaísmo rabínico gradualmente tomó forma. Muchos de los primeros rabinos conocidos como Hillel I nacieron y se educaron en Babilonia. De hecho, Babilonia siguió siendo el corazón del judaísmo rabínico hasta la caída del gaonado en el siglo XI d.C. El Talmud babilónico abunda en las influencias del paganismo babilónico. De hecho, las deidades paganas incluso aparecen en el Talmud reciclados como ángeles y demonios “judíos”[ 1 ].

Un ámbito que fue influenciado por la religión babilónica es la observancia de Yom Teruah como una celebración de Año Nuevo. Desde épocas tempranas, los babilonios tenían un calendario luni-solar muy similar al calendario bíblico. El resultado fue que Yom Teruah a menudo cayó en el mismo día que el festival babilónico del Año Nuevo “Akitu”. El Akitu babilónico cae en el primer día de Tishrei, que coincide con Yom Teruah, que es el el 1er día del Séptimo Mes. Cuando los judíos comenzaron a llamar el “Séptimo Mes” por el nombre babilónico “Tishrei”, esto abonó el terreno para convertir a Yom Teruah en un Akitu judío. Al mismo tiempo, los rabinos no querían adoptar a Akitu de plano, así que lo judaizaron cambiando el nombre de Yom Teruah (Día de los Gritos) a Rosh Hashanah (Año Nuevo). El hecho de que la Torá no diera una razón para Yom Teruah sin duda hizo más fácil para los rabinos proclamarlo el Año Nuevo Judío.

Es absolutamente descabellado celebrar Yom Teruah como si fuera Año Nuevo. Este festival bíblico se celebra el primer día del Séptimo Mes. Sin embargo, en el contexto de la cultura babilónica esto era perfectamente natural. Los babilonios celebraron Akitu, Año Nuevo, dos veces al año, primero en el primer día de Tishrei y por segunda vez, seis meses más tarde en el primero de Nissan. La primera celebración del Akitu babilónico coincidió con Yom Teruah y el segundo Akitu coincide con el Año Nuevo real en la Torá, que es el primer día del primer mes. Aunque los rabinos proclamaron que Yom Teruah era Año Nuevo, todavía reconocen que el primer día del “Primer Mes” en la Torá era, como su nombre implicaba, también un Año Nuevo. Difícilmente podrían negar esto basado en éxodo 12:2 que dice:

“Este mes será para usted el comienzo de los meses; es el primero de los meses del año”.

El contexto de este versículo habla de la celebración de la fiesta de los panes sin levadura que cae en el primer mes. A la luz de este versículo, los rabinos no podían negar que el primer día del primer mes era el Año Nuevo bíblicamente hablando. Pero en el contexto cultural de Babilonia, donde Akitu era celebrado como Año Nuevo y era dos veces al año, ese les hizo que tenía mucho sentido que Yom Teruah pudiera ser un segundo Año Nuevo a pesar de que estaba en el Séptimo Mes.

En contraste con el paganismo babilónico, la Torá no dice ni implica que Yom Teruah tenga algo que ver con Año Nuevo. Por el contrario, la fiesta de Sukkot (Cabañas), que tiene lugar exactamente dos semanas después de Yom Teruah, se conoce en un versículo como “la salida del año” (Exodo 23:16). Esto sería como llamar al 15 de enero en el calendario occidental moderno “el salir del año”. la Torá no describiría a Sukkot de esta manera si tuviera la intención de que Yom Teruah fuera celebrado como Año Nuevo.

Algunos rabinos modernos han argumentado que Yom Teruah en realidad se mencionado como Rosh Hashanah en Ezequiel 40:1, la cual describe una visión que el profeta tuvo, “Al inicio del año (Rosh Hashanah), en el día 10 del mes”. De hecho, Ezequiel 40:1 demuestra que la frase “Rosh Hashanah” no significa “Año Nuevo”. En cambio, conserva su sentido literal de “la cabeza del año” refiriéndose al Primer Mes en el calendario de la Torá. El día 10 de Rosh Hashanah en Ezequiel 40:1 se refiere al día 10 del Primer Mes.

Yom Teruah es mencionado en los siguientes pasajes bíblicos:

“Y Yehovah habló a Moisés diciendo: Habla a los Hijos de Israel y diles: En el séptimo mes, en el primero del mes será un día de descanso (Shabbaton) para ti, un conmemorado grito, una santa convocación. No harás ningún trabajo y traerás un sacrificio de fuego a Yehovah.” Levítico 23:23-25

“Y en el Séptimo Mes del primer mes será una santa convocación para vosotros; no harás ningún trabajo, será el día del grito para ti…” Números 29:1-6

P: ¿Qué hay de Levítico 25:9?

R: Algunas personas han argumentado que Yom Teruah debería ser considerado como Año Nuevo puesto que es el comienzo del Año Sabático. Sin embargo, la Torá no dice que Yom Teruah es el comienzo del Año Sabático, ya que todos los indicios se refieren a que el Año Sabático comienza el primer día del primer mes. Sin embargo, la Torá dice lo siguiente:

“Y harán tocar fuertemente el shofar en el Séptimo Mes en el décimo día del mes; en el Día de Expiación, tocarán el shofar por toda tu tierra.” (Levítico 25:9)

Este versículo dice que el shofar debe ser utilizado para anunciar la llegada del año del jubileo, el año 50 en el sistema sabático. No dice que el Jubileo comience el Día de la Expiación, sólo que la inminente llegada del año Jubileo es anunciada en el Día de la Expiación. El shofar debe ser oído por toda la tierra en Yom Kipur del año 49, seis meses antes del comienzo del próximo año Jubileo. Esta interpretación está respaldada por el contexto inmediato en Levítico 25. El versículo 8 dice que contaremos cuarenta y nueve años, el versículo 9 dice que se tocará el shofar por toda la tierra, y el versículo 10 dice que se proclamará el año 50 como el Jubileo. Esto demuestra que el shofar que anuncia el siguiente jubileo en el versículo 9 pasa por la tierra antes de que el Jubileo se proclame en realidad en el versículo 10.

P: ¿No es el Séptimo Mes el comienzo del ciclo agrícola?

R: En realidad, el final del ciclo agrícola es mencionado en la Torá a mediados del Séptimo Mes, específicamente el final del ciclo de los granos. En la Tierra de Israel, los granos se plantan en otoño y se cosechan en primavera. A decir verdad, el nuevo ciclo agrícola no comenzaría hasta el arado de los campos. Este hecho no tendría lugar hasta las primeras y ligeras lluvias que humedecen el suelo lo suficiente como para ser quebradas por el hierro y los arados de madera. En la Tierra de Israel, esto podría ser a mediados del Séptimo Mes, pero por lo general es en el Octavo Mes o más tarde. Por la lógica que usan, sería entonces el Octavo Mes el que debería considerarse el comienzo del año, no el Séptimo Mes.

[ 1 ] Zvi Cahn, The Rise of the Karaite Sect, Nueva York 1937, páginas 98–101. La tesis central de Cahn es que ante la negativa de los líderes rabínicos para repudiar el paganismo babilónico, el cual fue profundamente arraigado y que se había infiltrado en el judaísmo babilónico condujo al ascenso del movimiento Caraíta de volver a la Biblia a principios de la Edad Media. En este contexto, Cahn da una lista detallada de varias influencias paganas en el judaísmo rabínico.
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Sept. 16. 2023
by Nehemia Gordon
(Uno de los líderes más conocido del mundo karaíta de nuestros días)

domingo, 10 de septiembre de 2023

El antiguo barrio judío de Marruecos gravemente dañado por el terremoto del viernes día 8.09.23.

En el espantoso terremoto de 6,8 de magnitud que sacudió a Marruecos la noche del viernes (08.09.23), murieron miles de personas, muchos más resultaron heridos o están desaparecidos. Muchos equipos de rescate internacionales han llegado a Marruecos para ayudar. 

Los expertos israelíes, altamente capacitados para brindar socorro en casos de desastre, están en estado de alerta, esperando que Marruecos les de permiso para ingresar al país a ayudarlos.

El epicentro del terremoto fue en la región montañosa del Alto Atlas, a unos 72 kilómetros al sudoeste de Marrakech (también conocido como Marrakesh), la cuarta ciudad más grande de Marruecos. Gran parte de Marrakech resultó dañada, incluida la histórica "Mellah", el barrio judío de la ciudad. "Es como si hubiera estallado una bomba", explicó Hafida Sahraouia, una residente del barrio, cuya casa quedó completamente destruida. "Estábamos preparando la cena cuando escuchamos algo similar a explosiones. Presa del pánico, salí rápidamente con nuestros hijos. Lamentablemente nuestra casa se derrumbó. Perdimos todo".

Ahora es imposible transitar por gran parte de la Mellah. Este barrio judío centenario, que en una época albergó a una de las mayores comunidades judías en el mundo árabe, parece haber quedado reducido a escombros

Mientras los rescatistas trabajan contra el reloj tratando de salvar a los sobrevivientes, la comunidad judía de Marruecos intenta aceptar la increíble pérdida de vidas, así como la destrucción de uno de los barrios judíos más singulares y visitados del mundo. Aquí hay una breve historia de la Mellah judía.

Origen antiguo

Los judíos marroquíes remontan su historia a los refugiados que huyeron hacia el occidente después de que el rey asirio Nebujadnetzar (Nabucodonosor) destruyera el Primer Templo judío en Jerusalem en el año 586 AEC. También abundan las leyendas sobre judíos que visitaban Marruecos desde la Tierra de Israel en tiempos bíblicos para comprar oro y llevarlo a Israel o para luchar contra los filisteos que habían sido expulsados de la Tierra de Israel. La evidencia arqueológica más antigua de la presencia judía en Marruecos son las antiguas lápidas escritas en hebreo en las ruinas de la ciudad romana de Volubilis, en Marruecos.

Un erudito islámico medieval, Ibn Khaldun (1332-1406) escribió que los judíos llegaron a ser tan numerosos e influyentes en el área que las tribus bereberes se convirtieron de forma masiva al judaísmo. Durante generaciones, la declaración de Khaldun fue tomada como un hecho, y se asumió que muchos judíos marroquíes tenían orígenes en las tribus locales. En los últimos años, los historiadores han desacreditado en gran medida esta afirmación, señalando que es casi seguro que los judíos de Marruecos descienden directamente de visitantes que llegaron desde la Tierra de Israel.

La coexistencia con los musulmanes y los pogromos

El territorio de Marruecos fue en gran medida conquistado en el siglo VII EC por el temido Abu al-Muhajr Dinar al-Ansari. Él y sus tropas presionaron a los líderes bereberes locales para que se convirtieran al islam, junto con sus tribus. Al cabo de una generación, la zona de lo que hoy es Marruecos se volvió casi por completo musulmana. La importante comunidad cristiana del país casi desapareció. Sin embargo, los judíos de Marruecos resistieron las invitaciones a convertirse y mantuvieron sus creencias y su estilo de vida distinto.

En general, los líderes musulmanes toleraron a los judíos, imponiendo sobre ellos el estatus de "dhimmi". Mientras los judíos pagaran los impuestos especiales de los dhimmi y evitaran dedicarse a profesiones prestigiosas, se les permitía permanecer en las tierras marroquíes. Las condiciones que enfrentaban los judíos de Marruecos fueron cambiando. Hubo momentos en los que les permitieron vivir en las ciudades marroquíes y otros en los que los obligaron a reubicarse. Bajo el liderazgo de Yusuf ibn Tashfin (circa 1061-1106) cualquier judío que era descubierto pasando la noche en Marrakech era asesinado.

Para los judíos marroquíes, los períodos de coexistencia relativamente pacífica se alternaban con una espantosa violencia antijudía cuando estallaban pogromos antijudíos en épocas de tensión política y social. Se cree que en un pogromo en Fez en el año 1033 mataron a 6.000 judíos. En 1232 estalló un gran pogromo en Marrakech. Algunos historiadores creen que en otro pogromo que hubo en Fez en 1465 asesinaron prácticamente a todos los judíos de la ciudad.

En el siglo XV el Sultán tomó medidas para proteger a los judíos de Fez, invitándolos a vivir en una propiedad real llamada la Mellah. En árabe, "mellah" significa sal, y se piensa que la tierra donde les permitieron asentarse a los judíos era un depósito de sal o un lugar donde almacenaban agua salada. Muy pronto otras ciudades de Marruecos también establecieron sus propias "Mellahs", incluyendo a Marrakech.

Recibir a los judíos de España

Durante las épocas de persecución en España, los judíos españoles huyeron hacia el Norte de África. Tras la expulsión de los judíos de España en 1492, lo que era un leve goteo de inmigración judía a Marruecos se convirtió en un diluvio. Los judíos españoles (y luego portugueses) llegaron a las comunidades judías marroquíes. Marrakech era el destino más popular para estos recién llegados.

Llevó generaciones hasta que los dos grupos se mezclaron. Los judíos que llevaban tiempo viviendo en Marruecos se referían a sí mismos como los toshavim, "residentes". Muchos hablaban dialectos locales que incorporaban palabras hebreas y el bereber marroquí. Los españoles y portugueses que llegaban eran conocidos como los megorshim, "los que habían sido expulsados". Ellos hablaban otros dialectos árabes, además del distintivo lenguaje judío: ladino. Las dos comunidades vivieron una al lado de la otra, pero cada una iba a sus propias sinagogas y mantenían diferentes tradiciones. Una de las sinagogas más conocidas y bellas de Marrakech es la sinagoga Slat al-Azama, que fue fundada por los judíos españoles.

El florecimiento de la vida religiosa

Hasta la década de 1920, la Mellah de Marrakech albergó a la mayor comunidad judía de todo Marruecos, manteniendo decenas de sinagogas y escuelas. Marrakech se convirtió en un importante centro de estudio del Talmud y la Cabalá, el misticismo judío. Mientras los judíos que vivían en otras Mellahs en Marruecos sufrían de olas de violencia e intensa pobreza y prejuicios, la comunidad judía de Marrakech estaba mucho mejor. Algunos gobernadores locales alentaron la violencia contra los judíos de Marrakech. Pero durante generaciones, la vida y el estudio judío floreció en el lugar. En el censo de 1947, la Mellah de Marrakech era hogar de más de 50.000 judíos.

La seguridad durante la Segunda Guerra Mundial

Durante la Segunda Guerra Mundial, el régimen francés de Vichy ordenó al sultán Mohammed V de Marruecos que implementara los mismos decretos antijudíos que la Francia de Vichy. El rey se negó y declaró: "No hay judíos en Marruecos. Sólo hay súbditos marroquíes". Lamentablemente, la tolerancia del sultán no se extendía a todos sus súbditos. Cuando las tropas aliadas desembarcaron en el norte de África en 1942, espontáneamente estallaron pogromos antijudíos en todo el país. Los judíos extranjeros que habían huido a Marruecos en busca de seguridad fueron encarcelados en campos de concentración.

Huir a Israel

Con el establecimiento del estado de Israel en 1948, la violencia volvió a encenderse contra los judíos marroquíes, en particular en las ciudades de Djerada y Oujda. Decenas de personas fueron asesinadas y muchos más resultaron heridos. En los años posteriores la violencia antijudía se difundió a otras ciudades marroquíes. Aunque los judíos de Marrakech en gran medida estuvieron a salvo de las masacres y pogromos de otras ciudades marroquíes, ellos se unieron al éxodo de judíos marroquíes que partieron hacia Israel. Miles de judíos partieron cada año, hasta 1956, cuando Marruecos se independizó y prohibió que los judíos salieran. En vez de sentirse seguros respecto a que su nuevo país independiente los protegería, los judíos de Marruecos incrementaron el ritmo de la emigración, saliendo ilegalmente para llegar a Israel.

Entre 1948 y 1971, más de un cuarto millón de judíos llegaron desde Marruecos al estado judío.

La continuidad de la vida judía en Marrakech

A pesar de la gran cantidad de judíos que se fueron, Marrakech y otras ciudades más pequeñas de Marruecos continuaron contando con pequeñas comunidades judías. En el año 2020 se estimó que vivían en Marruecos unos 2.000 judíos; 250 vivían en Marrakech.

En los últimos años, la Mellah de Marrakech se convirtió en un destino turístico al que llegaban visitantes de todo el mundo, atraídos por sus evocativas callejuelas y plazas, y la impresionante belleza de sus sinagogas. En el año 2017, el rey Mohammed VI se reunió con los judíos de Marrakech y escuchó sus quejas porque las autoridades de la ciudad habían quitado muchos de los nombres judíos históricos de las calles y sitios claves del barrio, reemplazándolos con nombres árabes. El rey ordenó que se restauraran los nombres judíos de las calles.

Con la terrible destrucción causada por el terremoto, el futuro de lo que una vez fue una vibrante comunidad judía queda entre signos de interrogación. Por favor, recen por la seguridad de todas las víctimas del terremoto de Marruecos.-

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viernes, 1 de septiembre de 2023

LOS EXILIOS DE ISRAEL


April 20, 2020 
(By bibliasholman)

Por Duane A. Garrett

Dos conceptos distintos, pero relacionados, que moldean la historia de Israel son «exilio» y «diáspora». Un «exilio» consiste en la remoción por la fuerza de la mayor parte de la población de un país, especialmente las clases altas y las personas mejor preparadas, para trasladarla desde su tierra de origen hacia un país diferente. El pueblo judío fue exiliado en varias ocasiones.

El primer exilio de los israelitas fue el del reino del norte (Samaria) llevado a cabo por los asirios, que se produjo en dos fases: la primera en el 734 a.C. bajo Tiglat-pileser III (2 R. 15:29); y la segunda y culminante, en el 722 a.C., bajo Salmanasar y su sucesor, Sargón II, cuando la ciudad de Samaria fue destruida y el reino del norte dejó de existir (2 R. 17:5-6).

El siguiente exilio importante acarreó la destrucción del reino del sur (Judá) y la ciudad de Jerusalén. Tuvo lugar también en varias fases, todas bajo el reinado del rey babilonio Nabucodonosor II (Jer. 52:28-30). La más terrible fue en el 586 a.C. (Jer. 52:29), cuando el templo de Salomón fue destruido y la dinastía de David llegó a su fin.

El tercer exilio más importante de los judíos tuvo lugar bajo el dominio de Roma, y sucedió también en dos fases. En el 70 d.C.

El 1º se dió cuando Tito, el general romano (y posterior emperador), destruyó Jerusalén y el templo de Herodes. 

El 2º, fue la rebelión judía (llamada la rebelión de Bar Kojba por el nombre de su líder) sucedió durante el gobierno del emperador Adriano, del 132 al 136 d.C. Fue un conflicto sangriento, tras el cual los victoriosos romanos decretaron la prohibición de que los judíos vivieran en Palestina, lo que supuso un exilio en el que los conquistadores deportaron a todos los judíos de Eretz Ystael.

La «diáspora» consiste en la dispersión de los judíos por todo el mundo. Este proceso empezó en tiempos de la destrucción de Samaria y continuó tras el exilio a Babilonia. 

En la historia de Ester, por ejemplo, se menciona a judíos dispersos por todo el Imperio persa. Esta dispersión continuó a pesar de que los persas permitieron la repatriación de los judíos. Algunos enclaves judíos en tierras extranjeras son bien conocidos. Se sabe, por ejemplo, que en el siglo V a.C. había una comunidad judía en Elefantina (en el sur de Egipto), y a comienzos del siglo III a.C. había otra parecida en Alejandría (en el norte de Egipto). 

La diáspora judía incluyó lugares tan diferentes como la antigua Roma, la España medieval, Yemen, Irak, Rusia, Alemania y Estados Unidos; y continúa en la actualidad, a pesar de la existencia de una patria judía en Israel. 

El libro de Ester presenta también una descripción precisa del tipo de experiencias que atravesaron los judíos que vivían en la diáspora. Por una parte, realizaron contribuciones positivas a sus países de acogida y, con frecuencia, alcanzaron posiciones de prestigio. Sin embargo, por otra parte, fueron incansable e injustamente perseguidos.

Tanto los Exilios y la Diáspora fueron castigos impuestos por Dios a Israel por su idolatría e incredulidad (Dt. 28:64-68; Is. 6:11-12; 39:1-7; Jer. 6:1-8; 19:1-13; Ez. 5:5-12; Am. 8:1-12). Quizás el pasaje más importante sobre este asunto sea Dt. 29:24-28:

«… todas las naciones dirán:  ¿Por qué hizo esto Jehová a esta tierra? […] Y responderán: Por cuanto dejaron el pacto de Jehová […] y sirvieron a dioses ajenos […]. Por tanto, se encendió la ira de Jehová […] y Jehová los desarraigó de su tierra con ira, con furor y con grande indignación, y los arrojó a otra tierra, como hoy se ve».

Sin embargo, aquí no acaba la historia. Los profetas también anunciaron que Dios restauraría la dinastía caída de David (Os. 3:5; Am. 9:11) y daría a Israel un nuevo pacto que sustituiría al que había quebrantado (Jer. 31:31-34); y hoy, mientras Israel sigue en desobediencia y diáspora, los gentiles son introducidos en ese nuevo pacto (Ro. 11:25-32).

El verdadero final del exilio se producirá cuando Israel vuelva a su Mesías y se aflija por Aquel a quien traspasaron (Zac. 12:6-14).
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Artículo extraído de la RVR 1960 Biblia de estudio Holman