sábado, 22 de mayo de 2021

EL ALZHEIMER DEL PUEBLO PALESTINO

Amigo/a: Te recomiendo este viejo artículo siempre vigente de Marcos Aguines, (Argentino judío) Medico, Psicoanalista, Filosofo, Escritor, Periodista. 

Un chiste macabro dice que la enfermedad de Alzheimer brinda un gran beneficio: sólo permite conocer gente nueva... Pero causa el enorme daño de borrar la propia historia. Y esto no es un chiste. 

La tragedia palestina, al marginar la Historia, obtura sus vías de solución. 

Se ha dicho que los palestinos «no pierden la oportunidad de perder la oportunidad». Y esto es así porque no recuerdan sus propios errores y, en consecuencia, no advierten que pueden hallar su independencia y prosperidad a la vuelta de la esquina.

¿Qué cosas tan importantes han olvidado?  Por razones de espacio, sólo puedo brindar una síntesis:

 Al terminar la II Guerra Mundial, Palestina estaba bajo el mandato colonial de Gran Bretaña. La comunidad judía profundizó su lucha emancipadora porque, desde finales del siglo XIX, venía construyendo su Estado y no aceptaba algo que no fuera la independencia. Había fundado centenares de kibutz (colonia colectiva agrícola-ganadera), escuelas, hospitales, caminos, granjas, teatros, forestó yermos, canalizó el agua y hasta edificó Tel Aviv sobre dunas de arena. Creó la primera universidad, la primera orquesta sinfónica y el primer instituto científico de Oriente Próximo. Tenía aparato administrativo y Fuerzas de Defensa. Gran Bretaña, que contaba con el apoyo de la comunidad árabe de Palestina y de la Liga Árabe que ella misma había ayudado a fundar, elevó el problema a las Naciones Unidas con la esperanza de que condenasen las pretensiones judías y pudiese continuar su mandato.

Se formó un comité integrado por países neutrales que recomendó el fin del tiempo colonial británico y la partición de Palestina en dos estados: uno árabe y otro judío. Las fronteras del Estado judío fueron dibujadas según las poblaciones predominantemente judías y el resto fue adjudicado al Estado árabe. Ambos se mantendrían unidos por cruces territoriales y la complementación económica.

¿Qué pasó? Los judíos aceptaron el veredicto. Aunque no se les hacía un regalo porque Israel ya existía gracias al sudor de sus habitantes, se legitimaba su anhelo de soberanía. Los árabes, en cambio, rechazaron la oferta y proclamaron su intención de arrojar a todos los judíos al mar. En efecto, apenas Israel proclamó su independencia, siete ejércitos árabes violaron la decisión de las Naciones Unidas y se arrojaron sobre el exiguo territorio. Los judíos carecían de armas: nadie se las vendía porque consideraban imposible que pudiesen sobrevivir. El único país que accedió a proporcionárselas fue Checoslovaquia porque suponía que el socialismo del flamante estado lo llevaría a la órbita soviética.

En conclusión, si la agresión árabe hubiese triunfado, no existiría Israel. Pero la Historia fue distinta. La guerra la quisieron y forzaron los árabes, no Israel. Y perdieron. Ahí comenzó la tragedia palestina. Por culpa de sus dirigentes. De haber actuado con sensatez, en 1947 ya hubieran tenido su Estado propio.

Luego de la derrota, los países vencidos se apoderaron de lo que quedaba de Palestina. Gaza pasó a ser administrada por Egipto y Cisjordania fue anexada al reino de Transjordania, que cambió su nombre por Jordania. En consecuencia, los territorios que hubieran correspondido al Estado árabe palestino fueron devorados por esos dos países, no por Israel. Pero durante 18 años ni una sola voz egipcia, jordana o palestina reclamó convertirlos en un Estado independiente con Jerusalén Este de capital. Jerusalén Este había quedado en manos jordanas, pero no fue convertida en su capital ni fue a visitarla ningún jefe de Estado árabe; era un villorrio marginal donde, eso sí, se destruyeron las centenarias sinagogas, se arrancaron lápidas del Monte de los Olivos para construir letrinas y se prohibió el acceso de los judíos al Muro de las Lamentaciones.

Los palestinos perdieron otra vez la oportunidad de proclamar su Estado en Gaza y Cisjordania. Llegó el año 1967. Los Estados árabes, impulsados por el entonces presidente de Egipto Gamal Abdel Nasser, decidieron terminar con Israel. Bloquearon el golfo de Acaba y exigieron el retiro de las tropas de Naciones Unidas que evitaban el encontronazo de los enemigos. Pese a los desesperados ruegos de Israel, las Naciones Unidas se marcharon y dejaron libre la ruta de la matanza. Pero Israel, que no tenía vocación suicida, no esperó a que fuera demasiado tarde, a que la mano del verdugo lo agarrase del cuello. Estalló la Guerra de los Seis Días.

La victoria israelí fue impresionante. Pero no cambió la realidad: Israel seguía siendo un pequeño Estado en medio del océano árabe. En consecuencia, tendió la mano a sus enemigos y ofreció negociaciones de paz que incluían la devolución de territorios. Los líderes árabes se reunieron en Jartum para dar su respuesta. Y la respuesta fueron los arrogantes y famosos Tres Noes: no al reconocimiento, no a las negociaciones y no a la paz con el Estado de Israel.

Los palestinos volvieron a perder esa oportunidad. Ahora olvidan que un halcón como Menachem Begin, para obtener la paz con Egipto, le reintegró generosamente hasta el último grano de arena del Sinaí. Y que además le obsequió pozos petrolíferos, rutas, aeropuertos, los complejos turísticos de Taba y Sharm El Sheik, desmantelando incluso la ciudad judía de Yamit, construida entre Gaza y el Sinaí. Vale la pena recordar que quien estuvo a cargo de la penosa tarea de sacar a los colonos israelíes de la península fue el entonces general Ariel Sharon.

Debo obviar otros hechos para referirme a la última, magnífica y ya olvidada oportunidad desperdiciada. Sucedió en Camp David II. El primer ministro israelí, Ehud Barak, más pacifista que Rabin, le ofreció a la Autoridad Nacional Palestina todo lo que pretendía (menos la autodestrucción, por supuesto). Arafat replicaba con un monocorde no. Clinton le reprochó, irritado: Basta de decir no: haga sus propias propuestas». No las hubo. No las hubo porque hubieran conducido a la paz.

El líder israelí volvió triste: había ofrecido sin resultado mucho más de lo que su pueblo aceptaría. Arafat volvió alegre porque continuaría la guerra que lo mantiene en la primera página de los diarios de todo el mundo. Su vida de combatiente le otorga más laureles que la aburrida administración de un país. Era obvio que pocos días después iba a lanzar la segunda, innecesaria y criminal Intifada.

Digámoslo sin cobardía: entre la creación de un Estado palestino pacífico y la promocionada Intifada, ¡Arafat eligió la Intifada! Si ahora no existe un Estado palestino independiente es por voluntad de la dirigencia palestina, no de Israel. Hay que denunciar esta verdad simple y dura. De lo contrario, se ahondará en la estéril tragedia que enluta a Oriente Próximo y demora una solución que está al alcance de la mano.

La enfermedad de Alzheimer impide recordar que esta Intifada fue decidida antes de Camp David, como confesó el ministro palestino de Comunicaciones. No estalló contra Sharon, que ni siquiera era ministro, sino contra el pacifista Barak, quien durante los cinco meses que le quedaban en el Gobierno recurrió a todas las declaraciones y negociaciones posibles, directas e indirectas, para que cesara la violencia y continuara el proceso de paz.No hubo caso, no hubo un solo día sin ataques palestinos y el efecto inevitable fue el triunfo electoral del primer ministro Ariel Sharon.

Desde hace décadas, en Israel actúa el Movimiento Paz Ahora, con un millón de adherentes. 

¿Qué movimiento por la paz existe entre los palestinos?   No pido que reúnan 100.000, ni 10.000. ¡Me conformaría con sólo 1.000! Pero eso no es posible porque su dirigencia ha estimulado la pérdida de la memoria y un desmesurado crecimiento del odio. 

Los palestinos, después de cada nueva frustración, se dedican a matar judíos. 

Dijo Golda Meir (Primer Ministro de Israel), «Habrá paz»,  «cuando los palestinos, amen a sus hijos más de lo que nos odian a nosotros». 
Esta también es una simple y dolorosa verdad.

Marcos Aguines
Autor del libro maravilloso:    
"La gesta del marrano"

viernes, 14 de mayo de 2021

Otra vez lo ha hecho el Israel de siempre ...

La increible artimaña bélica de Israel que hizo caer en la trampa a Hamas

por Ana Jerozolimski
(14 de Mayo de 2021) 

“Con ingenio harás la guerra”, dice el libro bíblico Proverbios (Mishlei, en hebreo) en el capítulo 24:ves 6. 

En hebreo se dice “betajbulót taasé lejá miljamá”, lo cual suena más apropiado aún, a lo que pasó este jueves a medianoche, ya que “tajbulót” significa algo así como artimañas, trucos. 

No es casualidad que ese sea el lema del Shabak, el servicio General de Seguridad de Israel, que tiene a su cargo la lucha anti terrorista.

Es indudable: Israel logró engañar a Hamas y consiguió que caiga en la trampa que le había tendido, para asestarle un durísimo golpe del que le costará años reponerse.

Comienzo por el final, lo resumo, y luego, lo desarrollo: Israel logró crear la impresión de que sus tropas había comenzado una entrada por tierra a la Franja de Gaza, por lo cual numerosos  terroristas de Hamas y Jihad Islámico corrieron a esconderse en los túneles construidos debajo de la ciudad de Gaza para salvar su pellejo y sus armas.

Y ahí llegó el golpe masivo: sabiendo que todos esos terroristas están en los túneles, Israel lanzó el ataque más fuerte que se vio en la zona en muchos años. En 35 minutos, 160 aviones lanzaron 450 bombas sobre 150 blancos de Hamas y Jihad Islámico, un bombardeo intenso en el que Israel estima pueden haber muerto inclusive cientos de terroristas. Pero inclusive si fueron sólo decenas-y cabe suponer que llevará mucho tiempo confirmarlo- la destrucción de los túneles y el efecto sicológico y operativo que tiene un golpe así, es muy significativo.

A Hamas le llevó años  y le costó mucho dinero cavar los túneles y equiparlos con todo lo necesario para que le sirvan como herramienta de terror.  Sirven como vía de comunicación, escondite, comunicación , almacenamiento de armas y cohetes y mucho más. Eran sin duda un tesoro estratégico para Hamas.Y en gran parte, eso fue destruido. Y probablemente lo principal sea el efecto sicológico que eso tiene, la inseguridad que transmite a los terroristas que ahora entienden que Israel puede matarlos cuando están afuera, pero también cuando están escondidos.

 Y más en detalle

¿Cómo fue construyendo Israel la artimaña para engañar a Hamas?

Desde hace días se están filtrando de fuentes militares comentarios a la prensa sobre la eventualidad de una entrada por tierra a Gaza, una etapa que siempre es considerada especialmente problemática y peligrosa, pero necesaria cuando se quiere garantizar un trabajo más detallado para desmantelar infraestructuras armadas de los terroristas. Se informó que 7.000 reservistas habían sido reclutados, que otros 9.000 estaban en camino, y por las carreteras del sur se podía captar fácilmente el tráfico de blindados, tanques y artillería en camino a la frontera con la Franja de Gaza, que en efecto se apostaron en distintos puntos a lo largo de la misma.

Según cuenta el  analista militar de Ynet Ron Ben Yshai, la operación comenzó a las 21.00 horas del jueves (13.05). Dos batallones de tanques y un batallón de la unidad de combate Golani, comenzaron a movilizarse por las carreteras del sur de Israel en camino a la Franja de Gaza. Son carreteras abiertas, las ve la población y también los periodistas ven lo que allí ocurren e informan dentro y fuera de Israel. El ruido de los tanques se podía sentir claramente también en Gaza, también cuando aún estaban en territorio israelí.

A lo largo de la frontera, se fueron instalando las tropas, a las que indudablemente Hamas veía desde adentro. Poco después de medianoche, el portavoz militar publicó un comunicado en el que sin decirlo explícitamente, daba a  entender que estaban entrando tropas por tierra. Fue mucho más difuso, decía que “tropas aéreas y terrestren atacan blancos en la Franja de Gaza”, pero fue suficiente para que periodistas, más que nada extranjeros, informen que el ejército está entrando a Gaza. Y Hamas oía todo esto con claridad.

Mientras muchos se escondieron en los túneles, las unidades de Hamas y Jihad encargadas de intentar frenar a los tanques , de manejar los puestos de observación , y de disparar los proyectiles anti tanques o morteros, se instalaron en sus posiciones. Lo que no sabían era que los tanques, blindados y cañones de Tzahal  los estaban esperando junto a otras unidades élites, acompañados por drones con equipos de visión nocturna que podían guiar a las tropas.

En forma perfectamente combinada, la Fuerza Aerea comenzó a atacar los túneles con armamento especial que penetra y estalla bajo tierra , mientras las tropas terrestres atacaron desde la frontera a quienes se habían adelantado para esperarlos . Ninguno de ellos volvió a reunirse con la comandancia de Hamas.

Una anécdota personal de trabajo

Poco después de medianoche, a las 00.17, entró a mi celular, en el grupo de whatsapp del portavoz de las Fuerzas de Defensa de Israel, el siguiente comunicado: “Tropas aéreas y terrestres  de las Fuerzas de Defensa de Israel, están atacando en la Franja de Gaza”. Con todo el trasfondo de especulaciones sobre entrada por tierra, me pregunté si acaso esa había comenzado. No me parecía lógico que ya lo hubiesen hecho. Envié una pregunta concreta al portavoz militar: “Se refieren no a entrada por  tierra, sino a que fuerzas de artillería en tierra participan en el ataque  ¿no? “. “El comunicado que salió es el más actualizado”, me respondió el soldado de turno. “Sí, pero lo que pregunto es si la intención es referirse a una entrada por tierra”, insistí. No logré alterar la calma de mi interlocutor. “Ya lo sé. El comunicado actual es el más actualizado”. Hmmm….acá hay gato encerrado, pensé. Estaba claro que el comunicado era extraño. No decía que habían entrado por  tierra pero sin duda dejaba abierta la posibilidad de esa interpretación.

Las agencias noticiosas extranjeras se lo tragaron enseguida. Un ejemplo concreto de mi trabajo. Corto rato antes de publicarse el comunicado militar que recién cité, había mandado mi nota del día a “El Tiempo” de Colombia. Unos minutos después, me escriben de la sección internacional diciéndome con tono de urgencia que había llegado un cable  que afirmaba que el ejército había entrado con tropas terrestres y eso no estaba en mi nota. “Es que no entró, se refiere a la artillería”, respondí. 

Pero no todos los periódicos tienen un corresponsal en el terreno que puede poner las cosas en la dimensión debida. Muchos simplemente repiten de las agencias, que a menudo son apresuradas. No todos hicieron el análisis semántico que yo hice del extraño comunicado militar.

Lo que cuenta es que con la terminología bien elegida, en la que no se mentía pero se daba a entender lo que le servía a Israel, se logró el efecto buscado.

Ahí entraron en acción 160 aviones de la Fuerza Aérea de Israel que en 35 minutos lanzaron 450 bombas sobre 150 blancos del Hamas, al parecer la mayoría en los túneles.

Hamas se tragó el engaño, concentró a sus hombres bajo tierra, y cabe suponer que gran cantidad quedarán allí para siempre.

Recuerda:

“Con ingenio harás la guerra”.

Ana Jerozolimski

lunes, 10 de mayo de 2021

"Si me olvidara de ti, ¡oh Yerushalayim!" ...


Hoy es el IO.05.21 en el calendario gregoriano y en el hebreo el 28 de Iyar del año 5781. Pues bien, tan pronto se ponga el sol en Israel, TODO el país más sus amigos, sean los que sean y estén donde estén, empezaremos a festejear que, después de 1947 años ocupada a través de la historia, Yerushalayim cayó en manos hebreas el 07.06.67. De eso, hace ya 54 años (de paso, esa ciudad  ha sido destruida y arrasada unas 44 veces)...

¿Qué es lo que ha tenido, tiene y tendrá como para ser tan querida, codiciada y al mismo tiempo tan odiada? ¿Por qué están importante como para que el salmista y el profeta escibieran:

"Si me olvidare de ti, oh Jerusalén, Pierda mi diestra su destreza. Mi lengua se pegue a mi paladar, Si de ti no me acordare; Si no enalteciere a Jerusalén como preferente asunto de mi alegría"... "Por amor de Sion no callaré, y por amor de Jerusalén no me estaré quieto, hasta que salga su justicia como resplandor, y su salvación se encienda como antorcha" (Salmo 137:5 y 6; Isaías 62:1)Sencillamente y entre otras muchas cosas, porque es:

- La ciudad que escogió el  Rey de
  reyes y Señor de señores para ser
  su santa morada;
- La capital del reino de los cielos;
- El lugar donde estuvo y estará el
  Templo;
- El lugar donde murió, resucitó,
  ascendió y volverá el Mesías;
- La ciudad a la que irán las naciones
  para aprender la Torá;
  (1ª Reyes 11:36; Isai. 8:18: Ezeq.
  5:5; 2ª Crón. 3-4; Mateo 27:32-57;
  Hechos 1:6-11; Zacarías 1;14 ;
  Salmo 83; Isaías 2:2-4; etc.) ..

Su importancia, amor y significado es tanta, que el Rey David y el profeta la dejan bien reflejada en  el Salmo 137: 5 y 6, y en  el capítulo 62 de Isaías..

Nos​ me extraña entonces que se nos ordene "orad por la paz de Yerushalayim" sabiendo que la del mundo depende de la suya  (Salmo 122) ..

Este artículo es un "pelín" largo, si, pero te sugiero que leas TODA la información (apuntes) que encontrarás más abajo acerca del tema "Yerushalayim" (*) 

Y eso es todo por hoy queridísimo/a amigo/a .. Como siempre, recibe un cordial SHALOM, un fuerte abrazo y el miso consejo de siempre:, ¡ADELANTE!, ¡SIEMPRE ADELANTE a la hora de hacer lo que el Eterno quiere que hagas allí en donde ÉL te ha puesto para servirle (Ester 3:8-9; 4:13-14; 8:6), anunciar LAS BUENAS NUEVAS DE RECONCILIACIÓN Y SALVACIÓN y amar al  prójimo hasta que ese Mesías tan esperado venga para establecer su REINO DE PAZ (no el de la ONU), tal como está  dicen las Santas Escrituras!

Un fuerte abrazo desde TOLDOT  España o Sefarad tal y como lo dejó bien escrito el profeta Abdías en los versículos 20 y 21 de su libro.

Tel.: +34. 659.682031(WhatsApp)      

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(*) YERUSHALAYIM

Jerusalén (Tsión), es el lugar a donde volverá el Mesías (esta vez como REY de reyes y SEÑOR de Srs., según está profetizado por ÉL mismo (Hechos 1:6-11). 

Es la ciudad “…que no se mueve, sino que permanece para siempre” (Sal. 125:1), se ha mantenido en la encrucijada de la historia humana por miles de años,  política, militar y espiritualmente.  Jerusalén ocupa el lugar central en el drama del plan redentor de YHVH para la tierra.

Los profetas de Dios (YHVH) le prometieron a la humanidad que el “Hijo de David” vendría un día para gobernar al planeta desde Jerusalén, la capital de su reino eterno.

No hay otra ciudad como Jerusalén en toda la Tierra, ya que en ella han ocurrido innumerables eventos bíblicos muy importantes.  

El rey David expresó su gozo y entusiasmo al subir a Jerusalén para adorar al Dios Altísimo, al Dios de Israel, con las siguientes palabras: “Yo me alegré con los que me decían: A la casa de Jehová iremos.  Nuestros pies estuvieron dentro de tus puertas, oh Jerusalén” (Sal. 122:1-2).

Dios (YHVH) escogió a Jerusalén como su ciudad personal o "santa morada".  Su autoridad sobre ella es eterna, y en Jerusalén se cumplirá su plan redentor y Salvador respecto al ser humano.  Es el único lugar al que Dios se refiere como “mi ciudad” (Is. 45:13), y más frecuentemente como “mi santo monte” (Is. 11:9, 56:7, 57:13; Ez. 20:40; Jl. 2:1, 3:17).

Debido a que Jerusalén es la ciudad donde  Dios ha puesto su nombre, frecuentemente se le llama la “ciudad santa”(Neh. 11:1; Is. 52:1; Ap. 11:2). Dios ama a Jerusalén más que a cualquier otro lugar, y la seleccionó para establecer su propia morada:

•   “Su cimiento está en el monte santo.  Ama Jehová las puertas de Sion más que todas las moradas de Jacob.  Cosas gloriosas se han dicho de ti, Ciudad de Dios” (Sal. 87:1-3).

•   “Porque Jehová ha elegido a Sion; la quiso por habitación para sí.  Este es para siempre el lugar de mi reposo; aquí habitaré (pondré mi trono), porque la he querido. Bendeciré abundantemente su provisión…” (Sal. 132:13-15a).

La mayoría de los acontecimientos más importantes en la historia bíblica han ocurrido allí.  Las calles y piedras de Jerusalén fueron testigos de los eventos asombrosos que rodearon la muerte y resurrección de Jesús el Mesías, hace más de dos mil años.  Ahora se encuentra esperando el cumplimiento de la profecía más importante: la venida del rey prometido, de Jesús el Príncipe de Paz. A través de la historia, Jerusalén ha sido conocida por diversos nombres:

•   En Génesis 14:18 y Hebreos 7:1, 2 se le llama “Salem”, la ciudad de Melquisedec.

•   En 1 Crónicas 11:4 se nos dice que "David con todo Israel a Jerusalén, la cual es Jebús; y los jebuseos habitaban en aquella tierra”.

•   En hebreo significa «Ciudad de Paz».

•   En 2 Samuel 5:9; 1 Reyes 11:27 y otros textos más, se le llama “la Ciudad de David”.

•   En el año 135 de la era cristiana, el emperador Adrián le cambió el nombre por Aelia Capitolina.

•   Posteriormente los musulmanes la llamaron Al Kuds, nombre que en árabe significa «El Sagrado».
Otros de los múltiples nombres para Jerusalén son:

•   “La ciudad de Dios” (Sal. 46:4).
•   “La ciudad de Judá”(2 Cr. 25:28).
•   “La ciudad... alabada”(Jer. 49:25).
•   “La ciudad (del) gozo”(Jer. 49:25).
•   “Ciudad de justicia”(Is. 1:26).
•   “Ciudad fiel”(Is. 1:26).
•   “La ciudad del gran Rey”
      (Sal. 48:2; Mt. 5:35).
•   “Ciudad de Jehová” (Is. 60:14).
•   “Ciudad de la Verdad”(Zac. 8:3).
•   “La puerta de mi pueblo”
      (Abd. 1:13; Mi. 1:9).
•   “Hefzi-bá” y “Beula”(Is. 62:4).
•   “El monte de Jehová de los
      ejércitos” y “Monte de 
      Santidad”(Zac. 8:3).
•   “Perfeción de hermosura”,
     “el gozo de toda la tierra”
     (Sal. 50:2, 48:2; Lm. 2:15).
•   “Trono de Jehová”(Jer. 3:17).
•   “Sion del Santo de Israel”
      (Is. 60:14).
•   “Ariel”(Is. 29:1).

El nombre de “Jerusalén” aparece en la Biblia unas 811 veces, 667 veces en el Antiguo Testamento y 144 en el Nuevo Testamento.  Además, los eruditos bíblicos dicen que hay más de 70 diferentes nombres poéticos y descriptivos para Jerusalén, siendo “Sion” el más frecuente, se menciona 152 veces.

Jerusalén se halla ubicada en la ruta comercial y línea militar más importante del Medio Oriente.  Como es reverenciada por judíos, cristianos y musulmanes, ha sido foco de atracción para una lista interminable de mercaderes, militares, eruditos, arqueólogos y clérigos.

El nombre «Jerusalén», significa «fundada en paz».  Pese a todo, Salem o Shalom, en hebreo, y Salaam, en árabe, ha sufrido más angustia de guerra que ningún otro lugar de este planeta.  Desde su humilde principio en Génesis 14:18, ha atraído la atención de la humanidad.  Cuando David era rey se convirtió en la capital del territorio de Israel y permanecía como tal cuando Salomón finalmente obtuvo todo el territorio que Dios le prometiera a Abraham.

La “morada de Dios”

 Geográficamente, Jerusalén carece de todo lo que distingue a las ciudades grandes y poderosas.  No tiene acceso marítimo, no se encuentra en las principales rutas comerciales, ni tampoco posee importancia militar.  No obstante, siempre ha sido y será, el centro espiritual y administrativo de Dios en la tierra.  El salmista la describió como una “hermosa provincia, el gozo de toda la tierra, es el monte de Sion, a los lados del norte, la ciudad del gran Rey” (Sal. 48:2).

Jerusalén era, y es, el lugar físico donde mora la presencia de Dios, porque es central en sus planes redentores para toda la humanidad.  El testimonio de esta ciudad es el propio testimonio de Dios quien vino en forma humana para redimir al mundo.  El salmista consideró que debía declararse esta historia de generación en generación, por eso escribió: “Andad alrededor de Sion, y rodeadla; contad sus torres.  Considerad atentamente su antemuro, mirad sus palacios; para que lo contéis a la generación venidera.  Porque este Dios es Dios nuestro eternamente y para siempre; él nos guiará aun más allá de la muerte” (Sal. 48:12-14).

Dios determinó que Jerusalén, la Ciudad de Paz, fuera el centro de los eventos mundiales:

-  En el año 1004 A.C., bajo la bendición y dirección de Dios, David conquistó este lugar localizado entre las fronteras de los territorios de Judá y Benjamín. 

- Luego, la ciudad de Jerusalén también sirvió para unificar los reinos de Israel y de Judá, convirtiéndose en capital espiritual y administrativa de ambos.  Por consiguiente, era de suma importancia que David estableciera el templo santo de Dios, en el lugar de su morada, en Jerusalén:

•   “Mas a Jerusalén he elegido para que en ella esté mi nombre, y a David he elegido para que esté sobre mi pueblo Israel” (2 Cr. 6:6).

•   “Porque yo ampararé esta ciudad para salvarla, por amor a mí mismo, y por amor a David mi siervo” (2 R. 19:34).

•   “Mas por amor a David, Jehová su Dios le dio lámpara en Jerusalén, levantando a su hijo después de él, y sosteniendo a Jerusalén” (1 R. 15:4).

David compró “la era de Arauna” para edificar un altar para Dios y más tarde llevó allí el arca del pacto.  En ese mismo sitio, Salomón construyó el primer templo, el cual también fue lugar del segundo templo, el que fue construido bajo la dirección de Josué y Zorobabel y extendido y decorado después con más esplendor por el rey Herodes.  Fue en ese monte del templo donde moró la presencia de Dios por más de mil años, y allí mismo regresará nuestro Señor para establecer su reino milenial.

En la Biblia, el lugar del templo se identifica como el monte Moriah, donde Abraham estuvo dispuesto a sacrificar a Isaac, y también como el monte Sion.  Hoy día, encontramos en el mismo monte un gran centro musulmán, mezquitas y otros edificios de oración.  El área es totalmente controlada por las autoridades islámicas, tanto la superficie como las partes subterráneas del monte.  Los cristianos y los judíos tienen terminantemente prohibido orar en este lugar, y si lo hacen, son inmediatamente echados de ese lugar.

El monte Moriah

En sus comienzos Jerusalén se llamaba Salem y estaba habitada por los jebuseos.  Esta tribu permaneció en el área por más de mil años, desde el tiempo de Abraham, allá por los años 2000 A.C., hasta la conquista de la ciudad por el rey David, alrededor del año 1000 A.C.  Cuando los jebuseos se establecieron por primera vez en la fértil área de Canaán descubrieron un excelente suministro de agua, el estanque de Siloé, al pie de una colina junto a una montaña.

Los jebuseos edificaron muros defensivos de piedra alrededor de su villa, siguiendo el perfil oblongo de una pequeña cordillera que se extiende al norte de este estanque de agua.  Los valles adyacentes a ambos lados de la montañosa ciudad, hacían que fuera extremadamente difícil un ataque exitoso por parte de fuerzas invasoras.  A través de los años los israelitas edificaron muros cada vez más resistentes para repeler a todos los invasores.

La evidencia arqueológica indica que la parte más baja de la ciudad estaba habitada por los pobres, mientras que la nobleza y los reyes construían sus palacios y edificios de gobierno en los lugares más altos conocida como la parte alta de la ciudad.  Este fue el sitio en donde el rey David edificó su magnífico palacio cuando conquistó finalmente la ciudad.

Salmos 125:1, 2 dice: “Los que confían en YHVH son como el monte de Sion, que no se mueve, sino que permanece para siempre.  Como Jerusalén tiene montes alrededor de ella, así YHVH está alrededor de su pueblo desde ahora y para siempre”.  Sin embargo, Jerusalén está asentada en la cima de una cordillera montañosa, entonces, ¿por qué el salmo asegura que está rodeada de montañas?  Sólo podemos comprender esto plenamente, si observamos un mapa topográfico de la antigua ciudad de Jerusalén.

La ciudad de David se encontraba cerca del manantial de Gihón, en las laderas del profundo valle de Cedrón, el cual separa a Jerusalén de su contraparte más elevada en dirección oriental: el monte de los Olivos.  Hacia el oeste, se encuentra lo que hoy se denomina el monte de Sion.  El área que queda al norte era más elevada durante los tiempos bíblicos de lo que es hoy día.  Por tal razón, aunque Jerusalén se encuentra en el tope de una montaña en la cordillera que separa la región lluviosa de la desértica, este punto realmente es más bajo que las cimas más elevadas que la rodean.

Al igual que la mayoría de las poblaciones antiguas de su tiempo, Jerusalén contaba con una fuerte muralla que la rodeaba, y con unas puertas que se cerraban de noche o en el caso de un ataque enemigo.  Debido a que las puertas de la ciudad eran las únicas formas de entrada y salida, se elaboraban con metales fuertes y madera sólida, y se aseguraban con cerrojos o fuertes barras de hierro, bronce o madera para proteger a sus habitantes.

Siendo que la puerta principal era el punto más vulnerable de una ciudad, se diseñaba lo suficientemente amplia para permitir la entrada de carros o carruajes, pero también poseía varios elementos para impedir, hasta donde fuera posible, la invasión de soldados enemigos.

Una ciudad de conflicto

Aunque esto pueda parecer una contradicción, debido a que Dios escogió a Jerusalén para sí y decidió que fuera la capital de Israel y el lugar céntrico para el pueblo judío, a lo largo del tiempo ha sido grandemente reverenciada o blasfemada por las naciones.  Ha sido y es, el lugar de mayor disputa en el mundo, por el cual más ejércitos han luchado para conquistarlo, a pesar de su pequeño tamaño y su poca importancia económica.

Se estima que se han escrito entre 50.000 a 60.000 libros acerca de Jerusalén, y se han dibujado más de 6.000 mapas de la ciudad en los últimos 700 años.  Ambas cosas por sí solas, testifican que es la ciudad de Dios.  Por otro lado, a pesar de la supuesta importancia otorgada por el mundo árabe musulmán a Jerusalén, ¡no ha sido hallado un sólo mapa árabe de la Ciudad Santa!

Contrario a su nombre como la Ciudad de Paz, Jerusalén ha conocido más asedios y batallas que cualquiera otro sitio del mundo.  De acuerdo con documentos históricos, ¡Jerusalén ha sufrido un total de 37 conquistas!  Ha cambiado de manos 86 veces, incluyendo muchas otras conquistas menores.

Desde el tiempo de Melquisedec y Abraham, Jerusalén fue conquistada por los amorreos, jebuseos, filisteos, babilónicos, asirios, macedónicos, tolomeos, seléucidas, romanos, bizantinos, persas, árabes, cruzados, mongoles, mamelucos, turcos, británicos y jordanos.

Digna de admiración y exaltación

     Ningún otro lugar bíblico ha recibido tanta atención y exaltación como Jerusalén.  La Biblia enumera incontables promesas respecto a su glorioso final y la paz permanente que habrá en ella.  La exhortación eterna de Dios para su pueblo ha sido: “Pedid por la paz de Jerusalén; sean prosperados los que te aman” (Sal. 122:6).  Jerusalén es eterna, así la denominó el Señor:

•   “Entrarán por las puertas de esta ciudad, en carros y en caballos, los reyes y los príncipes que se sientan sobre el trono de David, ellos y sus príncipes, los varones de Judá y los moradores de Jerusalén; y esta ciudad será habitada para siempre” (Jer. 17:25).

•   “Los que confían en Jehová son como el monte de Sion, que no se mueve, sino que permanece para siempre” (Sal. 125:1).

•   Dios también tiene una bendición especial para aquellos que nacen en Jerusalén: “Y de Sion se dirá: Éste y aquél han nacido en ella, y el Altísimo mismo la establecerá.  Jehová contará al inscribir a los pueblos: Éste nació allí” (Sal. 87:5, 6).

•   El salmista expresó algo semejante: “De Sion, perfección de hermosura, Dios ha resplandecido” (Sal. 50:2).

Plinio, el historiador romano del primer siglo, se refirió a Jerusalén como «la ciudad más famosa del antiguo Oriente».  Tal como dijo el teólogo escocés George Adam Smith: «Jerusalén ha sentido la presencia del Creador.  Dios le dio la seguridad de su amor como a ninguna otra ciudad en la tierra, y por ella padeció para hacerla digna del destino al cual la llamó».

Siempre habrá judíos viviendo en Jerusalén

Después que David conquistó a Jerusalén, la ciudad fue habitada mayormente por judíos, hasta el tiempo del cautiverio en Babilonia en el año 586 A.C.  Luego, bajo el liderazgo de Esdras y Nehemías, los judíos regresaron para reconstruir la ciudad y permanecieron allí en mayor o menor número hasta la conquista romana, cuando fueron nuevamente expulsados al exilio entre los años 70 al 135 de nuestra era.  No obstante, un pequeño remanente siempre permaneció en Jerusalén, aunque no constituía la mayoría, sino hasta llegado el siglo XIX.

Fue entonces cuando la población judía recuperó su mayoría en términos religiosos.  Después de ser una población polvorienta al iniciarse el siglo XIX, con sólo 15.000 habitantes, actualmente es el centro de atención mundial.  Hoy en día, más del 70% de los habitantes de Jerusalén son judíos.

Durante los tres mil años pasados de historia judía, las cifras poblacionales atestiguan el hecho de que el número de habitantes en general, menguaba dramáticamente durante el control musulmán, pero aumentaba bajo el control cristiano y judío.  Permítame a continuación citar una lista de algunas fechas y gobiernos bajo cuyo mando se encontraba la tierra y su población total correspondiente:

Antes de Yeshúah el Mesías

610.  Gobierno judío antes de las conquistas babilónicas.  Población total: 20.000.

Era cristiana

10 . Gobierno judío bajo Herodes:
        35.000.
    65. Gobierno judío a inicios de la         conquista romana: 50.000.                Gobierno cristiano bajo los                 bizantinos: 60.000.                                1050. Gobierno musulmán de los fatimíes: 20.000.                                      1180 . Gobierno cristiano de los cruzados: 30.000.                                   *  Gobierno musulmán mameluco: 10.000.                                                   * Gobierno musulmán, período temprano turco-otomano: 10.000.       1800. Mediados del gobierno turco-otomano: 12.000.                                   1910. Postrimerías del gobierno otomano, con inmigración judía: 75.000.                                           1946. Postrimerías del mandato británico, gobierno cristiano: 165.000.                                         1967. Unificación de Jerusalén, gobierno judío: 250.000

El monte del templo

 Es probable que el antiguo monte del templo de Jerusalén sea el sitio de mayor pugna y discordia en toda la tierra.  Actualmente, aunque se encuentren ubicadas en esos predios tres mezquitas musulmanas, este monte sigue siendo el lugar original de los templos de Salomón y de Herodes, en cuyo Lugar Santísimo moraba la presencia misma de Dios.  La tercera mezquita fue construida recientemente, en el área denominada como los «establos de Salomón», debajo de la plataforma original.  El hecho de encontrarse allí tres mezquitas musulmanas, una de las cuales fue primeramente una Iglesia Bizantina, se debe a la estrecha relación que existe entre este lugar y la presencia del Dios bíblico.  Pero... ¿Habrá algún significado especial por el cual Dios lo escogió para construir su templo?  Por supuesto que sí, ya que Dios siempre tiene propósitos en todo cuanto hace.

Fue determinado por Dios que el rey David uniera bajo un solo reino a todas las tribus de Israel.  Para lograr sus propósitos escogió a la ciudad de Jerusalén como su capital, la cual constituía frontera con las tierras de Benjamín y Judá.  Como estaba céntricamente localizada, esto la convertía en un buen centro administrativo desde donde David gobernaría el reino.  En el segundo libro de Samuel, vemos cómo David abandonó su previa capital en Hebrón y fue guiado por el Señor para conquistar a Jerusalén de mano de los jebuseos: “Entonces marchó el rey con sus hombres a Jerusalén contra los jebuseos que moraban en aquella tierra...  Y David moró en la fortaleza, y le puso por nombre la Ciudad de David; y edificó alrededor desde Milo hacia adentro.  Y David iba adelantando y engrandeciéndose, y Jehová Dios de los ejércitos estaba con él” (2 S. 5:6a, 9, 10).

Más que un centro administrativo, Dios deseaba que Jerusalén fuera el centro espiritual en donde morara su presencia, en un templo construido para él.  Como David era un hombre de guerra y sus manos estaban manchadas de sangre, Jehová designó que su hijo Salomón fuese el constructor del templo, y dio las especificaciones para su diseño.  Sin embargo, aunque Salomón fue quien construyó el templo, David fue quien realmente preparó el lugar.  Leemos en 2 Crónicas 3:1: “Comenzó Salomón a edificar la casa de Jehová en Jerusalén, en el monte Moriah, que había sido mostrado a David su padre, en el lugar que David había preparado en la era de Ornán jebuseo.

Melquisedec, rey de Salem”

El escritor de la carta a los Hebreos habla acerca de “…Melquisedec, rey de Salem, sacerdote del Dios Altísimo, que salió a recibir a Abraham que volvía de la derrota de los reyes, y le bendijo” (He. 7:1).  Abraham, en compañía de un pequeño ejército de 318 hombres, integrado por criados de su casa, había ido a ayudar a Lot su sobrino, cuando los ejércitos de cinco reyes atacaron a Sodoma y Gomorra.  Ellos se habían llevado todos los bienes de esas poblaciones, asimismo los de Lot y su familia.  Abraham, junto con su grupo derrotó milagrosamente los ejércitos de estos reyes y rescató a Lot.

De acuerdo con el Talmud, el cuerpo de la ley civil y religiosa judía, ya de camino de regreso a su propio campamento y conforme se aproximaba al monte Moriah, Abraham fue recibido por Melquisedec, rey de Salem.  El rey trajo pan y vino y bendijo a Abraham.  En la Biblia se halla registrado que Abraham le respondió entregándole la décima parte de todo lo que les había quitado a esos cinco reyes.  Esta es la primera vez que se menciona el diezmo en la Biblia: “Cuando volvía de la derrota de Quedorlaomer y de los reyes que con él estaban, salió el rey de Sodoma a recibirlo al valle de Save, que es el Valle del Rey.  Entonces Melquisedec, rey de Salem y sacerdote del Dios Altísimo, sacó pan y vino; y le bendijo, diciendo: Bendito sea Abram del Dios Altísimo, creador de los cielos y de la tierra; y bendito sea el Dios Altísimo, que entregó tus enemigos en tu mano.  Y le dio Abram los diezmos de todo” (Gn. 14:17-20).

El relato en la carta a los Hebreos pasa a decir que Melquisedec es un tipo del Señor Jesucristo, el Mesías, “sin padre, sin madre, sin genealogía; que ni tiene principio de días, ni fin de vida, sino hecho semejante al Hijo de Dios, permanece sacerdote para siempre” (He. 7:3).  El texto bíblico sigue describiendo a “…un sacerdote distinto, no constituido conforme a la ley del mandamiento acerca de la descendencia, sino según el poder de una vida indestructible... Mas éste, por cuanto permanece para siempre, tiene un sacerdocio inmutable; por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos.  Porque tal sumo sacerdote nos convenía: santo, inocente, sin mancha, apartado de los pecadores, y hecho más sublime que los cielos” (He. 7:15b, 16, 24-26).

El sacrificio de Isaac, una profecía del Mesías

Varios años después de este primer encuentro cerca de Salem, Abraham tuvo otra ocasión de visitar el monte Moriah.  Dios le habló un día y le dijo: “Toma ahora tu hijo, tu único, Isaac, a quien amas, y vete a tierra de Moriah, y ofrécelo allí en holocausto sobre uno de los montes que yo te diré” (Gn. 22:2).  Abraham para entonces había aprendido a confiar en Dios y a obedecer sus mandamientos.  Así que a la mañana siguiente se levantó muy temprano, enalbardó su asno, tomó consigo a Isaac su hijo y a dos siervos y partió para el monte Moriah: “Al tercer día alzó Abraham sus ojos, y vio el lugar de lejos” (Gn. 22:4).

Este “tercer día” tiene mucho significado en la Palabra de Dios. 
El cuerpo de Jesús yació en la tumba por tres días; Jonás estuvo en el vientre de un pez por tres días; Ester ayunó durante tres días antes de ver al rey y Abraham viajó por tres días antes de detenerse para sacrificar a su único hijo. Tres días es el tiempo que Dios estableció a menudo para preparación y prueba espiritual.

“El lugar de lejos”, el monte Moriah, fue el sitio específico escogido por Dios para el sacrificio final.  Esta cima de la colina más tarde llegó a ser conocida como Even Sheteyeh, que significa «Fundación de Piedra».  Allí los levitas cuidadosamente colocaron la sagrada arca del pacto en el templo de Salomón.  Era la segunda de las dos cumbres en el monte Moriah, al norte de la ciudad de los jebuseos la cual finalmente llegó a ser conocida como Jerusalén, la ciudad de David.

Dios le dio a Abraham esta extraña orden para probar la obediencia de su siervo.  Le pidió que sacrificara lo más importante en su vida, a su hijo Isaac.  El Señor esperó hasta que Abraham tuvo cien años de edad antes de garantizarle la promesa de un hijo que sería padre de una nación grande y poderosa.  Sin embargo, ahora le pedía a Abraham que sacrificara al hijo prometido.  En este punto de su vida, Isaac era un joven fuerte, capaz de oponerle resistencia a su padre.

Uno de los incidentes más conmovedores de confianza en toda la Biblia es la pregunta que le hiciera Isaac a su padre: “Padre mío... He aquí el fuego y la leña; mas ¿dónde está el cordero para el holocausto?” (Gn. 22:7).  Abraham replicó: “Dios se proveerá de cordero para el holocausto, hijo mío.  E iban juntos” (Gn. 22:8).  La confianza absoluta de Isaac en su padre y en Dios era tan increíble como la confianza que Abraham tenía en el Señor.  ¿Puede usted imaginarse cuáles eran los pensamientos de Abraham durante esos tres días de jornada cuando silenciosamente meditaba en el extraño mandamiento de Dios?

Dos mil años después otro Padre preparó a su Hijo para sacrificarlo en la Fundación de Piedra.  Este Hijo también confiaba en su Padre y obedeció voluntariamente.

Abraham procedió a construir un altar de sacrificio en la Fundación de Piedra, la cual finalmente se convirtió en el piso del Lugar Santísimo.  Isaac permitió que su padre le atara y lo pusiera en el altar sobre la leña.  Pero cuando Abraham extendió su mano con el cuchillo para degollar a su hijo, “entonces el ángel de Jehová le dio voces desde el cielo, y dijo: Abraham, Abraham. Y él respondió: Heme aquí.  Y dijo: No extiendas tu mano sobre el muchacho, ni le hagas nada; porque ya conozco que temes a Dios, por cuanto no me rehusaste tu hijo, tu único” (Gn. 22:11, 12).

Cuando Dios, el Padre del Señor Jesucristo se preparó para ofrecer a su Hijo como sacrificio, no se escuchó ninguna voz desde el cielo para detenerlo.  No hay voz mayor que la de Dios.  Pero cuando Abraham estuvo dispuesto a darle muerte a su hijo en obediencia al Señor, “el ángel de Jehová”, el Señor Jesucristo, el propio Hijo de Dios, le detuvo.  Sabemos esto porque “…llamó Abraham el nombre de aquel lugar, Jehová proveerá.  Por tanto se dice hoy: En el monte de Jehová será provisto” (Gn. 22:14).

A unos 91 metros de distancia se encontraba un carnero trabado en un zarzal por sus cuernos, de acuerdo con los rabinos, es el mismo lugar en donde hoy se encuentra la Cúpula de la Roca.  Abraham fue y tomó el carnero y lo ofreció en sacrificio en lugar de su hijo.  La decisión libre tanto de Abraham como de Isaac en sacrificar la simiente de la promesa fue la última prueba de que ellos verdaderamente estaban dispuestos a confiar en que Dios cumpliría la estupenda promesa que le había hecho a Abraham: “Y dijo: Por mí mismo he jurado, dice Jehová, que por cuanto has hecho esto, y no me has rehusado tu hijo, tu único hijo; de cierto te bendeciré, y multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo y como la arena que está a la orilla del mar; y tu descendencia poseerá las puertas de sus enemigos.  En tu simiente serán benditas todas las naciones de la tierra, por cuanto obedeciste a mi voz” (Gn. 22:16-18).

Esta muestra maravillosa del amor y obediencia de Abraham a Dios, cambió literalmente el curso de la historia humana por la eternidad. 
El pueblo de Israel, los descendientes de Abraham, Isaac y Jacob, portador de su Mesías, se multiplicará hasta lo infinito a través de la eternidad en un universo inmensurable y será bendición para todas las naciones perpétuamente (en el plano físico y espiritual) porque Abraham obedeció la voz de Dios en el monte Moriah, viendo así por fe, el otro sacrificio en el cual Yeshúah se dio a sí mismo como el Cordero de YHVH "que quitó, quita y quitará el pecado del mundo" ...

¿Entiendes ahora por qué satanás odia a esta ciudad? ¿Entiendes ahora
por qué las naciones, inducidas por él, seguirán queriendo destruirla?
¿Entiendes ahora por qué será "una copa" que hace temblar a todas las
naciones? ¿Entiendes ahora por qué tenemos que seguir orando por su Paz?

Amigo/a, repasa otra vez el tema,
lee y estudia los versículos que hablan de Yerushalayim, si olvidar los capítulos 60 al 66 de Isaías.

Como siempre, un cordial SHALOM, un fuerte abrazo y, ¡ADELANTE!, ¡SIEMPRE ADELANTE a la hora de hacer lo que el Eterno quiere que hagas allí en donde ÉL te ha puesto para servirle (Ester 3:8-9; 4:13-14; 8:6), anunciar LAS BUENAS NUEVAS DE RECONCILIACIÓN Y SALVACIÓN y amar al  prójimo hasta que ese Mesías tan esperado venga para establecer su REINO DE PAZ (no el de la ONU), tal como está escrito en las Santas Escrituras!

Un fuerte abrazo desde TOLDOT  España o Sefarad tal y como lo dejó bien escrito el profeta Abdías en los versículos 20 y 21 de su libro.

Samuel del Coso Román

Tel.: +34. 659.682031(WhatsApp

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