lunes, 29 de enero de 2024

Ayudando y Sanando en Israel

 Ayudando y Sanando en Israel

Por Ana Chadicov

Siempre me gustó pensar que al cumplir años, no sólo vamos envejeciendo sino que, al mismo tiempo, nos vamos haciéndo más sabios. 

En el año 2021 atravesé un cáncer que puso mi vida al límite, me sentí paralizada de miedo en el momento de enterarme y supe lo que es ser y sentirse finito. Pero en vez de preguntarme porque a mí, recuerdo haber pensado porque a mí no. Y esa perspectiva sobre mi enfermedad me ayudó a encarar mi enfermedad de otra manera. Y aunque hay un miedo latente de que este monstruo vuelva, sigo adelante viviendo e intentando ser una mujer fiel a mis convicciones.

El 7 de Octubre del 2023 Israel es brutalmente atacado por un monstruo. Lo sucedido ya lo conocemos todos. Pero además de la masacre perpetrada de la forma más salvaje e impactante, el mundo se levantó no solo en contra de Israel sino de la comunidad judía en todas partes. Cómo si todo esto hubiera sido un plan orquestado para que estallara el odio al mismo tiempo. 

Entonces empecé una lucha personal en Instagram. Centré mis esfuerzos en poner un grano de arena para ayudar. Y esta vez no pregunté porque a Israel no, sino que volví a la pregunta de porque a Israel. Y empecé una búsqueda de información y de respuestas que fui encontrando. 

Hamas es un cáncer y hay que erradicarlo. Hamas es terrorismo en un nivel de crueldad inimaginable para quien no lo sufre.

Israel lo sufrió y lo sufre, y hoy necesita la ayuda de todos. En la forma que sea. Donando plata, luchando e informando en la redes sociales, dejando de con sumir todo lo que tenga vin culos de apoyo a quienes nos quieren destruir. Y viniendo a Israel.

He intentado hacer todo esto. No solo porque soy orgullosa  judía y sionista. También porque el 7 de octubre no estaba en los planes de nadie y humanamente es inconcebible lo sucedido. Y el mundo no condenó, puso el dedo acusador sobre Israel y el pueblo judío.

Y entonces decidí venir a Israel con el programa Restart. Y aquí, en un país en guerra, me siento más tranquila que todo este tiempo en Uruguay.

Visitamos Sderot y el kibutz Mefalsim. Allí conocí dos lugares donde la gente vivía tranquila y en cuestión de segundos llegaron. Camionetas cargadas de terroristas armados para matar sin piedad. Lugares hermosos que hoy están vacíos. Tristeza absoluta.

Llegar a Nova es indescriptible. Hay un silencio ensordecedor que te lleva directamente a la fiesta, a los gritos, a las corridas, a las atrocidades sufridas el 7 de Octubre. Están sus fotos, te miran, te hablan, y se genera un diálogo interno con cada una de las víctimas. Queres abrazarlos, protegerlos, salvarlos. Su dolor es el dolor del pueblo judío. Sentís que es la Inquisición y el Holocausto al mismo tiempo. Y el mundo nos volvió a dejar solos.

En Mahane Shura y Zaka nos contaron que allí reciben los cuerpos de soldados y civiles. Allí los preparan para darles digna sepultura. Sepultara, palabra que tanto miedo le tuve durante mi enfermedad. Aquí, nos contó Bentzi Mann, preparan, despiden, acompañan, no sólo a quienes ya no están, sino a sus familiares que lloran, gritan, se desgarran. Estos son los soldados que entran a Gaza a buscar a los muertos, cuerpos y partes de ellos. Pelean, los recogen, y vuelven a Israel. La espiritualidad de estos elegidos es tan grande que todos deberíamos agradecerles.

Y así lo hicimos. Les cocinamos un barbacue completo, hablamos con todos, intentamos por un rato que sepan lo orgullosos que estamos de cada uno de ellos. En Majane Shura también se guardan los Sefer Torah del Ejército. Un lugar donde el dolor, el sacrificio y lo sagrado conviven día a día. 

Poder tener la oportunidad de hablar con Safir Cohen, secuestrada por más de 50 días, fue impactante. La chica que llegó con una sonrisa, no porque estaba drogada como dijeron, sino porque estaba feliz de volver a Israel, de volver a casa. También escuchar a Ron Segev, sobreviviente de Nova, un escape de película. Son un milagro? Salvarse es un milagro? Entendí, como me pasó hace dos años con mi cáncer, que la vida da segundas oportunidades. Ellos quedaron para contar la verdad; no su verdad, la verdad. Son jóvenes y la vida. Por no decir los terroristas, los golpeó fuerte. Pero están acá y saben que nunca más serán los mismos que antes del 7 de octubre.

Vine a Israel a ayudar, así que fui a un naranjal a sacar naranjas. El dueño es un judío yemenita que vino a Israel hace 65 años y está con su nieto Idan de 20 años. Quedaron solos ya que todos sus empleados eran palestinos y por razones obvias ya no están trabajando con ellos. Tienen miedo. Así que pasamos el día recolectando naranjas. Me trepé a árboles como cuando era una niña. Me sentí tan viva, tan vital. Así era el Israel de 1948, así se formó este hermoso país. También estuve en la plantación de frutillas de Shai. Misma historia. Mismos sentimientos, lágrimas de agradecimiento to mutuo. Y la sensación que Israel se va a curar. Nunca sentí mis manos tan limpias y poderosas.

Shabat es un día de tranquilidad en Israel. Es el día de descanso. Pero no todos descansan. Nos fuimos en la tarde caminando hasta Kikar Hatufim, la Plaza de los Rehenes. Ya habíamos llegado estado el día que Kfir cumplió un año. Nada tiene lógica. Se llevaron un bebe secuestrado junto a su hermanito de 4 años y nada se sabe de ellos. Se tiraron globos naranjas al cielo. Y el mundo callado. Cuanta diferencia puede haber en los silencios. Cada sábado miles de personas se acercan para pedir por el retorno de todos los rehenes. Viven cada uno de los 136 secuestrados con mucho dolor y desesperación. Bring Them Home Now!!! Y ahí me vienen a la cabeza todos los soldados que están en Gaza buscándolos, intentando encontrarlos, dando sus vidas para que los rehenes vuelvan a casa. Dos caras de una misma moneda. Israel y su derecho a vivir en paz.

Al terminar Shabat nos juntamos con gente del Kibutz Alumim. La historia que más me conmovió fue la de Ayal. Nos contó que dos veces al año va gente del ejército a prepararlos por si hay algún problema con la seguridad. El 7 de octubre invadieron los terroristas. Dejo a su esposa y sus 4 hijos en el refugio; tomo su arma y salió a defender  a su gente. Después de luchar, de matar algunos terroristas, una bala impacta en su pómulo y tres en su espalda perforando su pulmón. Cae desplomado. Es socorrido y llevado al hospital Beersheba donde lo operan y le salvan la vida.

Los terroristas invadieron Israel como las células del cáncer invaden el cuerpo, rápidos y malignos. Su objetivo era eliminar a Israel y sus ciudadanos. Pero también iban cayendo frente a un pueblo que se defendió, que defendió sus hogares. La violencia sacudió el sur de Israel tan rápido como una ola expansiva y sorpresiva.

De esta misma manera se formaron con el correr de los días grupos de ayuda. Así, conocimos a Chasdei Naomi, creadora del grupo Higging with love. Y ahí nos fuimos a armar cajas con cosas de invierno. Fue una locura al principio pero terminamos haciendo un trabajo casi de máquina llenando cajas con bolsas de agua caliente, remeras térmicas, pantuflas, guantes, gorros, medias, bufanda y linterna. Trabajo en equipo. Todo lo que está bien. Unión y solidaridad.

Pensé que sabía lo que es ser resiliente hasta que fuimos al hospital Tel Hashomer. Allí conocimos a Avital y Amijai Shindler. Ellos viven en el kibutz Keren Shalom. Padres de seis hijos entre 10 y 1 año. Religiosos en un kibutz secular. Un kibutz pegado a Gaza. Cuando entraron los terroristas se escondieron en el Miklat. Amijai salió a proteger a su familia. Dos terroristas tiraron granadas que fueron como una bomba expansiva. Perdió medio brazo derecho y dos dedos de la mano izquierda. Y quieren volver a su hogar.

Así recorrriendo el hospital, pudimos conocer a soldados que están internados. Muchos perdieron piernas o partes de sus extremidades. Sin embargo, estaban agradecidos de vernos, de que hayamos venido a Israel. Cómo seguirán sus vidas? Me fui de ahí con esa pregunta y con la idea de una generación de chicos que van a quedar lastimados en cuerpo y alma. Cómo ayudarlos?

El último día del programa fue para mi durísimo. Comenzamos yendo al cementerio del Mount Herzl. Todo soldado muriendo en servicio puede ser enterrado allí. Están enterrados Theodore Herzl, Isaac Rabin junto a Lea, Shimon Perez, Zeev Jabotinsky, Ioni Netanyahu, David Eleazar, uno de los más grandes soldados que Israel ha tenido. Estar tan cerca de estos enormes seres mueve los sentimientos. Soldados aquí y allá. Honrados, recordados.

Pero nada me conmovió tanto como una familia despidiendo a su hijo de 19 años. Me acerqué, me surgió hacerlo. Saludar a una mamá como yo, le conté que era voluntaria de Uruguay. Inmediatamente me dio un fuerte abrazo, me miró y me dijo “Estamos todos juntos en esto, gracias”. Me presentó a su hija, a su marido. Entonces supe a lo que había venido a Israel y lloré. Cuanta compasión y dolor en esa mamá. Y pensé en mis hijos de 16 y 21 años. 

Una generación dañada.

Eso hizo el 7 de Octubre el terrorismo y todos aquellos que lo apoyan.

Conocer héroes como Menahem Kalmanson, que luchó tres días sin parar contra el cáncer del terrorismo, que vio a su hermano morir en sus brazos y lo recordó leyéndonos algo que había escrito tiempo atrás, anticipándose a lo que luego sucedió “Si muriera, si cayera en una guerra, quiero que la gente sepa que no es solo una guerra de Intifada. Es la misma larga guerra por nuestra nación, nuestro país. Trato de ser un hombre justo”. 

Y terminamos en Jerusalem. Cuidad bella, única y sagrada.

Más vacía, menos ruidosa. Lo primero que veo es a dos musulmanes rezando en sus alfombras frente a sus negocio. Y me pregunté “Y el apartheid?” No existe.

Camino por el Barrio Armenio, tranquilo. Y los disturbios? No están.

Y llegamos al Barrio Judio y esa sensación de “estamos en casa”.

Y allí apareció el Kotel, majestuoso, enorme, único. Me acerqué, apoyé mi mano, lo bese y tuve un diálogo personal pidiendo por Israel, por Am Israel, por los secuestrados, por los jaialim. Por la paz y el derecho a existir. Luego pedí por mi familia y por la gente que amo y por todos aquellos que hoy necesitan una ayuda especial.

Cuando estuve enferma sentí la solidaridad de la gente y vine al Kotel a agradecer tanto amor. Me sentí protegida y bendecida. Hoy quiero devolver tanto apoyo que recibí. 

Encendí velas por los jaialim que murieron defendiendo a Israel. Que sus memorias sean be decidas y su recuerdo una forma de encuentro.

Amo Jerusalem.

Terminamos el día y el programa te do a la base militar de Modiin. Allí les volvimos a cocinar. Hablamos, nos comunicamos, reímos, bailamos,. Los hicimos felices por un rato y ellos nos hicieron felices para siempre.

Quién ganó con todo este desastre?

Hamas dejó en Gaza mucha gente sin sustento económico. No les importa. Los palestinos son presos del gobierno que alguna vez eligieron.

Hamas es un cáncer; es la muerte que destruye todo lo que pasa por su camino. Israel, con los pro y los contra que pueda tener, es partidario de la vida. Israel seguirá luchando por su derecho a existir. Y todo am Israel, todo el pueblo judío, debemos estar unidos. 

Vi e a Israel a un plan de voluntariado a ayudar, y acá Israel me está ayudando a sanar a mi.

Israel es nuestro hogar. La nación que Hashem le prometió a Abraham para establecer su pueblo, la tierra de Sion que Herzl soñó para los judíos, el país que fue votado por las Naciones Unidas y se estableció en 1948.Israel vive, es eterna.

Am Israel Jai

Estoy en casa.


No hay comentarios:

Publicar un comentario