sábado, 25 de septiembre de 2021

¡INCREÍBLE, LA SUCA QUE SE CONSTRUYÓ DENTRO DE LA CÁRCEL DE LA INQUISICIÓN DE MÉXICO!

Mandado a todos los que tienen el apellido "Rodríguez". Tal vez tú se lo podrías mandar a otros que llevan el mismo apellido para que, a su vez, hagan lo mismo que ha hecho un servidor pensando en en "los huesos secos". A ésos a los que el Eterno les está sacando de "los sepulcros" para llevarlos a casa (Israel, ver Ezequiel 37). Con mucho cariño de,
Samuel del Coso Román
(TOLDOT) España o Sefarad.
Tlf.: ±34.659.682031
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A lo largo de nuestra larga historia, los Yehudim (los judíos) han superado todo tipo de obstáculos para poder observar la Mitzva de la Suca. Pero quizás uno de los ejemplos más llamativos de amor y determinación del pueblo Judío hacia este precepto, es la Suca que fue construida en las cárceles de la inquisición de la ciudad de México en el año 1603, por un cripto judío llamado Sebastián Rodríguez.

Sebastián había nacido en Portugal, en el año 1573, en un pueblo llamado San Vicente Davera, pero abandonó su casa a la edad de siete años, para trasladarse hacia Sevilla, donde trabajo en la tienda de su tío Antonio Rodríguez, quien le había enseñado a leer y escribir.

Al llegar a los catorce años de edad, en el año 1587, se embarcó hacia la Nueva España (nombre anterior de México) y se asentó en la ciudad de Puebla, en la casa de un pariente lejano, también portugués, de nombre Guillermo Rodríguez, el cual lo enviaba a los pueblos aledaños a vender ropa. Pero a los dieciséis años se independizo, y trabajo por su propia cuenta.

A los dieciocho años se casó con su prima Constanza Rodríguez, que era siete años mayor que él. Previo a la boda, su cuñado Domingo Rodríguez, y Manuel de Lucena, llevaron a Sebastián al campo, y le enseñaron muchas de las Halajot (leyes) de la Tora respecto al matrimonio, y concierne a la vida Judía, aunque él ya tenía algunas nociones de estas.
Pero sus principales maestros de donde el aprendió las leyes de la Tora, fueron Luis de Carvajal (El Mozo) y Sebastián de la Peña, que durante sus largas caminatas en compañía de sus maestros, iban analizando juntos los distintos parajes de la Tora.

Luis de Carvajal, siempre llevaba oculto entre el forro y el fieltro de su sombrero, varios escritos con pasajes y leyes de la Tora, y de esa manera podía enseñarles a sus alumnos.

Durante el año 1596, cuando apenas había cumplido veintitrés años, y por la acusación de un tal “Pedro de Reparo” en su contra, Sebastián Rodríguez fue detenido en la ciudad de México junto con su esposa Constanza, y llevado a las cárceles de la inquisición en la plaza Santo Domingo, en lo que hoy es la calle de Donceles y Brasil, muy cerca del Zócalo actual. 

Su castigo fue reclusión perpetua, y la confiscación de todos sus bienes.
Durante los primeros tres meses de sus interrogatorios, guardo absoluto silencio, por lo que todo ese tiempo lo mantuvieron castigado, encadenado a unos grilletes de manos y pies. Pero después de tres meses de tortura, Sebastián confeso que profesaba la ley Judía de Moisés, por lo que le fue quitado los grillos que traía, y lo pusieron en una celda junto a Luis Diaz, que trabajaba como  espía de la inquisición.

Luis Diaz, apodado luego como “El Malshin” (delator), informo a los inquisidores que su compañero de celda, Sebastián, no consumía la carne que le servían de comer en la cárcel, ni barría el piso de su celda los sábados, así como que ayunaba todos los lunes y jueves, y que rezaba todos los días en dirección al este, hacia Jerusalén, con la cabeza cubierta. También informó que se lavaba las manos antes de consumir el pan. Posterior a este informe,  llevaron a Sebastián ante los inquisidores, para que declarase la verdad, pero como este negaba las acusaciones que le habían imputado, se procedió nuevamente con la tortura. Esta vez con el instrumento de tortura llamado “el potro”. Después la quinta vuelta del cordel, Sebastián declaro que es verdad que él era Judío, pero que “se arrepentía de lo que había hecho”.

Se acercaba la fiesta de Sucot (cabañas) del año 1603, y aunque Sebastián Rodríguez, que junto a su esposa Constanza Rodríguez, y su pequeño hijo Domingo, ya llevaban siete años encerrados en las cárceles de la inquisición en México, conocida como “La casa Chata”, no quería dejar de cumplir con el precepto de la Tora, de celebrar la fiesta de Sucot, y por lo tanto, busco la manera de poder construir una Suca (cabaña), incluso dentro del patio de la misma cárcel, y frente a las narices de los inquisidores Alonso de Peralta y Gutierre Bernardo de Quirós. 

La ocasión se prestó cuando a principios del mes de septiembre de 1603, el conde de Monterrey y virrey de la Nueva España, le otorgo al capitán Esteban Lemos, una condecoración. Esteban Lemos desempeñaba sus labores en el palacio de la inquisición,  como notario de secuestros del santo oficio. 

Aprovechando este reconocimiento que le habían otorgado a Lemos, Sebastián Rodríguez “decidió honrarlo, y dedicarle una fiesta en su honor”. Los inquisidores le dieron el permiso necesario para ello, e incluso aprobaron la fecha del 21 de septiembre y la lista de invitados propuesta por el reo Sebastián. Sin embargo la verdadera intención de esa fiesta, no era otra que poder hacer una Suca, y así poder cumplir con la Mitzva de comer dentro de ella.

Para este evento, Sebastián solicito que le trajeran una gran cantidad de ramas, y que para tal fin, los mismos inquisidores enviaron a cuatro indios a traerlas a la cárcel, para preparar “la supuesta fiesta”. Inmediatamente se comenzó con la preparación y decoración en el patio de la cárcel, conocido hasta hoy como “patio de los naranjos”, y se procedió a colocar las ramas por arriba de las cuatro paredes del patio, con lo que se pudo de esa manera festejar la fiesta de Sucot, y así cumplir con el precepto de comer dentro de la Suca, teniendo como invitados a los mismos inquisidores, sin que estos se dieran cuenta siquiera que delante de ellos se estaba festejando una fiesta Judía. 

Para aquella “especial ocasión”, se había preparado una rica comida, que incluía pollo como plato principal, y que incluso a las gallinas les fueron hechas su Shejita (faena ritual) correspondiente, que para esto habían preparado desde afuera de la cárcel. 

Y así fue que el día 21 de septiembre de 1603, Sebastián Rodríguez, junto a su esposa Constanza, y varios judíos mas que estaban presos en la cárcel de la inquisición, pudieron festejar la fiesta de Sucot, con cantos y mucho regocijo.  Y aún más, hasta los propios inquisidores, ignorando la verdadera intención del evento, esta vez habían comido Kasher, y dentro de la Suca.

El día 2 de junio de 1606, Sebastián Rodríguez, su esposa Constanza Rodríguez, y su hijo Domingo, fueron puestos en libertad.

Hoy, 400 años más tarde, la arriesgada decisión del cripto judío Sebastián Rodríguez, de construir una Suca dentro de las propias cárceles de la inquisición, es todavía un ejemplo inspirador de la determinación del pueblo Judío, a mantener y cumplir la Tora donde quiera que estemos, incluso frente a las narices de la inquisición española en México.
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Este suceso real, está registrado en el archivo general de México y en el palacio de Lecumberri. Se titula "Proceso contra Sebastián Rodríguez, y Constanza Rodríguez por Judaizantes" (México 1595-1596 inquisición, vol 154, exp.2)

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