sábado, 26 de diciembre de 2015

Poesía: Vicenta.... ¡la ciega que veía!

Poesía: Vicenta.... ¡la ciega que veía! (*)

Ayer (24.12.15), cuando salí a dar un paseito con Yaqui (el perrito de mi hija Ruth), observé que, justo cuando
se ponía ese sol inmenso y rojo, salía
la Luna como si quisiera relevarle....

¡Mama mía! ¡Que luna tan majestuosa y brillante! - exclamé....  Y de pronto, ¡me dí cuenta que estaba soñando despierto y  recordando cosas tales como que, según la Torá o Biblia, el Eterno la había puesto ahí arriba (juntamente con el sol), para dar luz o brillar, dar vida, marcar las estaciones de los años, crear las mareas, si, pero,sobre todo, para ser testigos y recordarnos de que "Su Pueblo Israel, NUNCA dejará de serlo o de EXIXTIR,
por más que se le siga reemplazando!" (Yerem. 31:35,36)....

Me fuí a la cama pensando en que mañana y a la misma hora saldría de nuevo con "mi fiel e inseparable amigo" para verla de nuevo, (esta vez completamente LLENA), escucharla, hablar con ella y seguir soñando...

¿Qué me dirá y qué le diré yo?.... No lo sé, lo que sí quiero hacer es recitarle esa poesía que me viene a la mente... Esa que dice:

¡Qué ciego es el mundo, madre!
Sí, ¡que ciegos los hombres son!
Pues piensan, madre querida,
que no existe más luz que la luz del sol.

Cuando cruzo los paseos o
cuando por las calles voy,
toda la gente me mira y
me tienen compasión…

Oigo que hombres y mujeres
murmuran a media voz:
"¡Pobre ciega, pobre ciega,
no ve la luz del sol!"

Madre, el Dios de Israel es mi Luz y mi Vida, cuyo brillante arrebol
no se apaga ni de noche ni de día
en el sombrío crespón…

Madre, yo veo la Luz divina y
también su eterno resplandor;
mis ojos, están ciegos, ¡sí!
pero mi espíritu no…

Tal vez, por eso no hiere el mundo mi alegre corazón cuando dicen:
"¡Pobre ciega, pobre ciega, no ve la luz
del sol!"

Madre, hay muchos que ven el cielo,
el transparente color de las nubes y,
de los mares la perfecta agitación...

Pero, ¡ay!, sus ojos no alcanzan
a descubrir al Dios que tiene sujetas
las leyes eternas de la creación…

Madre, no veo lo que ellos ven, si;
ni ellos lo que veo yo;
ellos ven la luz del mundo,
pero yo veo la Luz de Dios...

Por eso, siempre que ellos murmuran
"¡pobre ciega, pobre ciega!" digo yo:
"¡Pobres ellos, madre, pues son ciegos
que no ven más que la luz del sol!"
________

(*) Tuve el privilegio de conocer a Vicenta “la ciega” como se le solían llamar.

Aunque estaba prohibido reunirnos, tuve el privilegio de ir docenas de veces a su casa con mi abuela, mi madre y otros creyentes desde Valdepeñas (el pueblo donde nací) para leerle la Biblia a ella, a los vecinos y a tantos otros “analfabetos” (así se les llamaban), que venían de los pueblos circundantes para escuchar la Palabra
del Eterno.

Nació en Cózar (C. Real) allá por el 1915. Ella y su hermano heredaron la misma enfermedad que les dejó ciegos siendo muy pequeños.....Su hermano era pastor
y salía al campo con las cabras y ovejas... Ella era la que mantenía la casa limpia, cosía y bordaba...

Cuando murieron sus padres, Vicenta
se quedó al cargo de él hasta que partió
el 1 de noviembre de 1.997 para estar
con el Señor.

¡Qué ejemplo la de aquella mujer
(o “hueso seco”, diría yo), pues su fe,
sus apellidos y forma de ser y vivir encajaban perfectamente con lo que dice de ellos la Tora o Biblia.

¡Qué valentía la de esa “ciega” que se la sabía prácticamente  de memoria de tanto escucharla, repetirla y enseñarla a tantos
ciegos que tenía en el club que formó con el único propósito de enseñarles el plan de redención y salvación!

No, no pudo ver a la Yerushalayim
terrenal como a ella tanto le hubiera gustado... Lo  que sí sé es que está en la
del Cielo esperando la resurrección de aquella multitud de testigos del Eterno
que la precedieron!

Ella perteneció a la generación de creyentes evangélicos que , desgraciadamente, nunca oyeron hablar del "Israel de hoy" porque nadie se lo dijo pero que vivieron y fueron perseguidos sin cesar por la jerarquía religiosa de aquel entonces... Entre ellos estaban, mi bisabuela, mi abuela y mi madre!
Dios mío, ¡qué honor y responsabilidad pertenecer a aquella generación y tener tan hermosa herencia!

Shalom, Vicenta, shalom. ¡Es imposible olvidarte y,
por supuesto, ignorar el testimonio que me has dejado!

Samuel del Coso Román
(Fundador y Director de: TOLEDO
Centro Mundial de los Anusim o
Cripto - Judíos/Marranos Sefarditas)

<shalomsafarad@shalomsefarad.con>

Tl. ±34. 659682031 (WhatsApp)
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